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Cataluña dice adiós a los peajes con la incógnita de los efectos sobre la movilidad y la contaminación

Pimec alerta de un posible colapso en la AP-7 y los expertos ven «urgente» definir al modelo para financiar las vías

Imagen de archivo del peaje de la AP-7 en Reus.

Imagen de archivo del peaje de la AP-7 en Reus.Olívia Molet

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Cataluña dice adiós este martes en buena parte de sus peajes con varias incógnitas sobre la mesa. Con el levantamiento de las barreras a partir de la medianoche, se espera que el tráfico de vehículos en las vías de alta capacidad se incremente, una situación que, en algunos casos, se acercaría a la saturación. Pimec alerta de que la eliminación de los peajes supondrá el colapso de la AP-7, una vía que ya estaba «muy concurrida» durante los últimos años. Los expertos también apuntan a un posible aumento de la contaminación –más vehículos quiere decir más emisiones-, pero también reconocen que habrá que ver si la reducción de las colas se traduce en otras mejoras. En todo eso, consideran «urgente» definir a un modelo para financiar el mantenimiento de las vías.
Las concesiones que finalizan este 31 de agosto son las de la AP-7 entre Tarragona y La Jonquera, la de la AP-2 entre el Vendrell y Zaragoza, la C-32 y la C-33. Así, en Cataluña sólo quedarán cuatro vías donde todavía habrá que pagar peaje explícito, todas con concesiones que vencen entre 2037 y 2039. Se trata del túnel del Cadí, los túneles de Vallvidrera, la C-16 entre Sant Cugat i Manresa y la C-32 entre Castelldefels y El Vendrell. La Generalitat ya ha pedido al Estado que las rescate, pagando unos 1.500 millones de euros.

En todas las autopistas que quedarán libres de peajes se prevé un incremento del tráfico, una situación que, según defiende la Generalitat, no tendría que generar problemas de congestión.

No obstante, algunos expertos alertan que, durante los primeros días sin barreras, puede producirse un «efecto llamamiento» que se escaparía de las previsiones. «Eso quiere decirmás usuarios en la vía, un empeoramiento del tráfico y un incremento de la inseguridad», comenta al profesor de EAE Business School, Víctor Ruiz, en declaraciones a la ACN.

Si bien este experto considera que el tráfico se irá auto-regulando, cree que «la euforia inicial» de estos días puede servir como termómetro de lo que puede pasar en horas punta, fines de semana o festivos.

El empresariado pide más inversión para oxigenar las autopistas

Pimec también augura un escenario parecido a lo que plantea a la Generalitat, aunque admite «preocupación» por el mantenimiento de una infraestructura que ya está «muy concurrida y colapsada». Según datos facilitados por la patronal, entre 15.000 y 20.000 camiones de mercancías atraviesan cada día La Jonquera por la AP-7, una cifra a la cual se suman los vehículos de turistas procedentes de Europa. «El uso de esta infraestructura es tan vital, que el pago ya se asumía», admite el presidente de PIMEC Logística – Cluster Logísticode Cataluña, Ignasi Sayol, en declaraciones a la ACN.

Entre Vila-seca y Alicante los peajes se levantaron hace 20 meses, pero transportistas y plataformas vecinales avisan de que no se ha invertido nada para absorber el gran volumen de tráfico, y reclaman reiteradamente la construcción de un tercer carril, más aparcamientos y nuevos accesos. Con el fin del peaje, la AP-7 en este tramo absorbió un 70% de la circulación de las vías paralelas, según el ministerio de Transporte, una situación que habrá que ver si se replica en el resto de la vía.

Una de las principales preocupaciones de PIMEC es precisamente el mantenimiento de la carretera, una «arteria básica» por el transporte de mercancías. PIMEC defiende un sistema de pago por uso, pero considera la viñeta como una primera pasa por contribuir a financiar las infraestructuras catalanas. El objetivo es tener una AP-7 «bien dimensionada», parte de una infraestructura multimodal donde el ferrocarril sea «la pieza base». En este sentido, el presidente de PIMEC Logística – Cluster Logístico de Cataluña apuesta por acelerar la construcción del corredor mediterráneo para desviar buena parte del tráfico de mercancías y descongestionar la autopista.

Este proyecto tendría que estar acompañado de una «gestión integral» de las carreteras, con un sistema de pago por uso. La patronal ha recriminado al gobierno español no disponer de ningún modelo de financiación y recorrer a los Presupuestos Generales del Estado para sufragar los gastos vinculados a estas infraestructuras.

En cambio, Sayol ha valorado la propuesta de la viñeta por parte de la Generalitat como una opción a corto plazo para disponer de un sistema de pago estructurado en función de las distancias, las externalidades o los horarios, entre otros.

Beneficios para los usuarios

De momento, el levantamiento de las barreras supondrá un claro beneficio económico para|por los conductores, que no tendrán que hacer frente al coste que supone desplazarse por las vías de alta capacidad. Por otra parte, también se reducirán las colas a los peajes. El profesor de contabilidad y finanzas de la UPF-BSM, Andreu Boar, considera que el hecho de no de tener que detenerse a los peajes «será mucho más relevante» que el perjuicio que la vía esté más concurrida, ya que la mejora de tiempo será «muy evidente».

Boar también cree que el fin de los peajes puede ser beneficioso para la seguridad vial. «La mayoría de accidentes se producen en vías secundarias; el hecho de que ahora se produzca un traspaso de circulación también implica una descongestión en las carreteras locales», apunta.

De hecho, el Gobierno también apunta que con la liberalización de la C-32, se podrá pacificar la N-II, donde tradicionalmente había habido una elevada siniestralidad. Se construirán seis nuevos accesos, aceras más amplias y carriles bici, en una inversión de 120 MEUR que tiene que ayudar a «pacificar» la vía.

En Lleida, las plataformas vecinales celebran también el levantamiento del peaje de la AP-2, pero avisan de que eso no puede servir de excusa para evitar el desdoblamiento de la N-240 entre les Borges Blanques y la capital del Segrià, ni para no habilitar nuevos accesos a la antigua autopista.

Finalmente, también falta ver cómo cambiará el volumen de emisiones con el fin de las concesiones. Para el profesor de EAE Business School, Víctor Ruiz, más vehículos en las carreteras se traduce en más contaminación. Ahora bien, también apunta que hace falta tener en cuenta si una menor congestión –y por lo tanto menos atascos- se puede acabar traduïnt en una reducción de emisiones.

Urgencia para definir a un modelo de financiación

El Gobierno siempre ha sido partidario de la viñeta para financiar las autopistas, pero ahora prefiere esperar a qué el Estado explique cuál será el modelo para todo el Estado para evitar que Cataluña sea la única comunidad que pague, o tenga un sistema diferente al resto.

«Cuanto antes se decida, más bien se podrá implementar», apunta Boar. «Tenemos que tener en cuenta que tardaremos entre dos y tres años en instalar el sistema escogido; la vía no se degradará, pero lo tenemos que resolver pronto», añade.

Si bien está claro que la voluntad es que los peajes explícitos no vuelvan, las voces consultadas se debaten entre la viñeta o un pago por uso. «Todos los sistemas son interesantes; si hubiera una medida que fuera indudablemente mejor que la otra, todos los países la utilizarían, pero no es el caso», comenta Ruiz. Sea como sea, este profesor de EAE Business School recuerda que, independientemente del modelo, el importe a pagar sería muy inferior a las tasas actuales.

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