Diari Més

Un año de estado de alarma, en cifras: medio millón de parados, 200.000 afectados por ERTO y 20.000 empresas perdidas

Trabajadores con trabajo congelado más de doce meses y empresas que lo fían todo en la vacuna, consecuencias de la pandemia

Muy poca gente y sin ambiente de San Jordi en la Rambla, habitualmente un epicentro de la jornada.

Un año de estado de alarma, en cifras: medio millón de parados, 200.000 afectados por ERTO y 20.000 empresas perdidas

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Un año después del decreto de estado de alarma, la crisis sanitaria ha dejado a 537.900 parados en Cataluña y más de 190.000 trabajadores en ERTO. Algunos de ellos hace un año que tienen el trabajo congelado y no tienen ninguna certeza de cuando volverán a la normalidad. La covid también ha destruido más de 20.000 empresas, una sangría que, según los expertos, seguirá en los próximos meses. Las empresas más afectadas por la pandemia, como las turísticas lo fían todo a la vacunación, pero no descartan tener que cerrar si la situación no mejora. El PIB se ha desplomado un histórico 11,4% en el 2020, con una caída del 21,6% durante el primer confinamiento. A pesar de eso, sectores como la industria o la construcción ya recuperan prácticamente el nivel de actividad previo a la pandemia.

La sacudida a la economía del paro por el coronavirus se ha intentado mitigar con los ERTO. Por primera vez en la economía española, el paro ha crecido a un ritmo menor que el descenso de la actividad general. Cataluña ha acabado en el 2020 con una tasa de paro del 13,87%, más de tres puntos por encima que la del año anterior (10,45%), según el EPA. Las mujeres y los jóvenes son los que más han sufrido el aumento del desempleo.

En un año, se han perdido 137.050 ocupados, la caída mayor de los últimos nueve años y que todavía podría ser más pronunciada porque los datos no incluyen las personas con el trabajo congelado. La mayor destrucción de lugares de trabajo se sufrió, sobre todo, durante la primera mitad del año porque no se renovaban contratos temporales. A medida que avanzaba la pandemia, la destrucción llegó también a trabajos más cualificados, con un impacto especial en el sector servicios y en la industria.

Una de las empresas que ha acabado con más trabajos de golpe ha sido CPM, subcontratada para hacer de judería center de Airbnb, que despidió a 924 personas en verano. «Hicieron un ERE cuando en principio no se podía hacer», explica Álvaro Palomo, uno de los afectados. La plantilla defiende que la empresa se ha saltado la «prohibición de despedir» por causas vinculadas a la pandemia, ya que el recorte se explica por la ruptura del contrato con una empresa turística como Airbnb.

Alud de ERTO

Los datos de parados podrían ser mucho más voluminosos si se contaran los afectados por ERTO, que en el pico de la pandemia superaron a los 700.000 catalanes. Un año después, han quedado 190.000 trabajos suspendidos, mayoritariamente en los sectores más tocados por la covid.

Algunos de estos trabajadores, sobre todo los vinculados a actividades turísticas, ya hace un año que están en ERTO. Es el caso de Moisès Grau, secretario general de la sección de CCOO en Viajes El Corte Inglés, que reconoce que «la plantilla está desanimada porque no sabe cuándo acabará» esta situación. «Nadie sabía qué pasaría, no sabíamos si entraríamos en un ERTO quince días, un mes o dos. Un año no se lo podía imaginar nadie», explica a la ACN este empleado que está en ERTO el 80% del tiempo y trabaja entre 4 y 5 días en el mes.

Cuello de botella en el Sepe

El alud de trámites para cobrar estas prestaciones colapsó el Servicio Público de Ocupación Estatal (Sepe). El Ministerio de Trabajo nunca hizo públicos los datos de los impagos, pero en mayo el Gobierno denunció que 240.000 personas no cobraban cuando tocaba. En el caso de Viajes El Corte Inglés, parte de la plantilla, como Moisés, tuvo que esperar 4 meses a cobrar el ERTO. «La empresa nos adelantópagos de las pagas extras, pero del Sepe no sabíamos nada. No estuvimos dados de alta hasta junio», recuerda este trabajador.

El cuello de botella de los ERTO afectó al organismo de manera tal que en la segunda mitad del 2020 en Barcelona se arrastraba un retraso de tres meses en el reconocimiento del paro ordinario a través de una presolicitud, la vía más utilizada. Álvaro Palomo fue uno de los trabajadores que se encontró con problemas para gestionar la prestación de desempleo, un hecho que «generaba todavía más inseguridad» a las personas sin trabajo. «No saber qué pasará te crea una inseguridad que no le deseo a nadie», añade.

A pesar de las dificultades, los expertos consideran que los ERTO han sido una herramienta efectiva para evitar un mayor alud de parados. Según la directora de Análisis Económico de la Cámara de Comercio de Barcelona, Carme Poveda, los ERTO son «una de las políticas más efectivas adoptadas para luchar contra los efectos económicos y sociales de la crisis en los empleados».

Creación de empleo en el sector sanitario y tecnológico

En el extremo opuesto, los sectores relacionados con la salud o las tecnologías de la información y la comunicación han creado nuevos puestos de trabajo en plena pandemia para hacer frente al aumento de la demanda. Este es el caso de Protofy. La empresa, con sede en Barcelona, creó los respiraderos de emergencia OxyGEN para combatir el coronavirus durante la primera ola. La iniciativa dio a conocer en la empresa, que triplicó sus proyectos y duplicó la plantilla, hasta los 18 trabajadores, en un año.

«Hemos notado que sectores que hasta ahora no habíamos tenido como clientes, se han animado a innovar», asegura el cofundador de la empresa, Ignasi Plaza.

De hecho, según datos de la Cámara de Comercio de Barcelona, un 40% de las empresas han invertido en digitalización a raíz de la pandemia. «Es una revolución tecnológica de manera acelerada», afirma Poveda. Uno de los ejemplos más evidentes es el crecimiento del comercio electrónico, así como la creación de nuevos productos o negocios por parte de un 20% de las compañías.

Caída de la facturación de las empresas

Las restricciones para controlar la pandemia han golpeado la facturación de las empresas, especialmente las vinculadas al turismo o las actividades de ocio. Los cierres han reducido en un 90% la actividad de las casas de colonias, por ejemplo, con una caída del volumen de facturación de unos 210 millones de euros y unas pérdidas acumuladas de más de 50 millones.

La casa de colonias Ca n'Oliver, en Pontós (Alt Empordà), está un ejemplo. La propietaria y miembro de la Asociación de Casas de Colonias y Albergues de Cataluña (ACCAC), Helena González, cerró las instalaciones el 13 de marzo del 2020 y no las pudo volver a abrir hasta junio. Ahora, la tímida apertura no se ha traducido en un alud de demanda, sino más bien el contrario. El descenso de la actividad en este año ha provocado una caída del 60,4% de la facturación, de 164.000 euros en el 2019 a 65.000 euros en el 2020.

Por razones obvias, las restricciones a la movilidad durante la pandemia también han puesto contra las cuerdas las empresas de transporte de viajeros. Una de estas empresas es Nizatour, con sede en Molins de Rei (Baix Llobregat), que el año pasado registró una caída del 70% de la facturación. El gerente de la compañía, José Saiz, explica que desde el inicio de la pandemia han tenido que reducir la plantilla de 18 a 12 trabajadores y que actualmente, de los 20 vehículos con que cuentan, un 15% están totalmente «parados» y el resto sólo trabajan el 20% de la jornada.

«La crisis tiene muchas aristas en función del sector económico», explica a la directora de Análisis Económico de la Cámara de Comercio de Barcelona, Carme Poveda. La pandemia ha provocado una bajada de la facturación de aproximadamente el 70% en sectores como la hostelería o la restauración y un descenso de entre el 20% y el 30% en el comercio. En términos generales, la industria o la construcción ya han recuperado los niveles de actividad previos a la pandemia.

Cataluña, la comunidad con más ICO en el Estado

Coincidiendo con el estado de alarma, el gobierno español presentó los créditos ICO como un instrumento para garantizar la liquidez de las empresas durante un paro que, hace un año, se preveía mucho más corta. Cataluña ha sido la comunidad con más operaciones avaladas de todo el Estado. En concreto, en el 2020 ha obtenido 183.466 créditos aprobados, con una financiación de 21.125,9 millones de euros para empresas y autónomos.

Protofy solicitó un crédito ICO por valor de 30.000 euros para ampliar las capacidades de maquinaria y hacer frente a los nuevos proyectos. La casa de colonias Ca n'Oliver también tuvo que pedir uno, que provocó un incremento de la deuda personal de los propietarios. Nizatour también recurrió a este crédito para poder sobrevivir, y como en el caso de Ca n'Oliver, el gerente denuncia que la única cosa que han hecho es «crear más deuda».

De hecho, los sectores lamentan la falta de ayudas directas. «No nos han dejado trabajar», denuncia el propietario de las emblemáticas tabernas la Ovella Negra, Enric Ballabriga. El restaurador recuerda que su local no está preparado para dar desayunos y comidas y no tiene más remedio que mantener la persiana bajada. «Te cierran y te obligan a pagar la luz, el gas, el agua, el IBI... Eso no se aguanta, es imposible», lamenta.

En un año, locales como el de la Ovella Negra del Poblenou han recibido 1.500 euros directos, una cantidad que «no ayuda ni de casualidad» a sufragar los cerca de 12.000 euros mensuales que cuesta mantener abierto un establecimiento de grandes dimensiones y en régimen de alquiler. El propietario recuerda que los créditos ICO «no son ayudas, sino préstamos» y cree que «si no se condonan» o no se consigue ganar las reclamaciones habrá una «sangría de locales cerrados».

De hecho, la pandemia ha provocado la destrucción de más de 20.000 empresas en Cataluña que no han conseguido sustituir. «Si comparamos este febrero con la situación previa a la pandemia, falta un 7% de la ocupación, considerando también los ERTO, y un 7% de las compañías,» explica Poveda. La directora de Análisis Económico de la Cámara de Comercio prevé una recuperación de la ocupación en dos años, pero admite que una parte de las empresas cerrará definitivamente.

Goteo de ERE

A pesar del escudo de los ERTO, desde el fin del primer confinamiento, Cataluña también sufre un incremento de los ERE, los expedientes para despedir. En el 2020 se han presentado 7.936, la cifra más alta desde el 2013. El goteo ha sido constante con más de 1.000 ERE presentados cada mes al Departamento de Trabajo entre noviembre y enero, principalmente de empresas de servicios e industriales. En algunos casos, un expediente temporal acaba enlazando con uno definitivo.

El antiguo Hotel OMM (ahora, Sir Victor) hace 15 días formalizó el despido de un tercio de la plantilla. «Cuando me lo comunicaron fue un disgusto porque estaba implicada y me gustaba el trabajo», relata al Arantxa Herrero, una trabajadora del departamento de acontecimientos del hotel despedida. «Ahora vuelvo a empezar. El sector donde me dedicaba, lo que me gusta y lo que sé hacer es el más perjudicado», añade esta empleada que ha perdido el trabajo después de ser 12 meses en ERTO.

Ella explica que siempre se ha dedicado en la hostelería, la restauración y el turismo y ahora ha tenido que dejar el piso dónde vivía en Barcelona y devolver en casa a sus padres mientras se replantea su futuro laboral. «Al final, sé que saldremos adelante y alguna cosa saldrá», afirma.

El impacto en el sector servicios se suma a la sacudida en la industria, afectada por un cambio de paradigma. Algunas comarcas como el Baix Penedès han perdido parte del músculo que tenían con la marcha de Bosch o de Saint-Gobain, las dos empresas del sector de la automoción, que también verá este año como cierran las tres plantas que Nissan tiene en Cataluña.

La recuperación

Delante de la «caída histórica» del PIB registrada en el 2020, la Cámara de Comercio de Barcelona prevé una recuperación parcial este año, con un crecimiento de la economía del 6,1%. Poveda subraya la existencia de un «ahorro forzoso» de casi 10.000 millones de euros de los que han podido seguir trabajando sin salir a gastar, y apunta a la posibilidad de que este dinero se vuelva a inyectar en la economía una vez la pandemia esté controlada.

En línea con la tímida recuperación de la ocupación en lo que llevamosde 2021, Palomo ha tenido ya dos trabajos: una que se vio obligada a aceptar y que no habría cogido antes de la pandemia», y una segunda que se adecua a lo que quería. «Aunque el mercado laboral no estuviera activo y te empujara a coger prácticamente al primero que había, al final me salió una oferta laboral en una multinacional de acuerdo con el qué buscaba», explica.

Sin embargo, la agonía generada en las empresas después de un año de pandemia pone en riesgo su continuidad. El gerente de Nizatour reconoce que en las actuales condiciones «no podrán aguantar mucho más» y lo fía todo a una vacunación «masiva» en los próximos meses para recuperar «una cierta normalidad» en verano. Si fuera así ve posible volver en unos dos años a los niveles de actividad y facturación del 2019. En caso contrario, en unos cinco o seis meses tendrá que tomar decisiones «drásticas».

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