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Los jóvenes son más agresivos, comen peor y fuman y beben más un año después de la pandemia, según un estudio

Amalgama7 revela que el 60,5% de los padres creen que sus hijos están aislados y casi un 52% les responden mal

Una mujer mirando a la calle desde un balcón.

Las mujeres, solteros, adolescentes y jóvenes son las personas que viven peor el confinamiento, según un estudioURV

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Los jóvenes son más agresivos, comen peor, fuman y beben más, ayudan menos en casa y responden peor a sus padres un año después del inicio de la pandemia. Esta es la conclusión de un estudio elaborado por la entidad Amalgama7 hecho entre más de 1.500 familias con adolescentes del Estado, entre ellas 325 hogares catalanes con jóvenes de 14 a 18 años. Los resultados apuntan que un 60,5% de los padres creen que los jóvenes viven una situación de aislamiento en el post-confinamiento, mientras que lo afirmaban un 46,9% antes de la pandemia. Casi un 52% dice que se los responden mal y el 6,2% que les insultan, con crecimientos del 20,49% y el 2%, respectivamente al compararlos con el pre-confinamiento. El consumo de alcohol ha pasado del 7,60% al 14,1%.
El estudio se hizo entre agosto y septiembre del año pasado en todas las comunidades y explora las conductas del joven antes de la pandemia, durante y después de esta en una decena de ámbitos. El director clínico del estudio y de Amalgama7, Jordi Royo, ha afirmado que era de esperar que los comportamientos de los adolescentes empeoraran después del confinamiento a causa de la situación estresante que se presentó a nivel social en marzo del 2020. Un estudio anterior de la entidad reveló que más del 50% de familias que convivían con adolescentes de edades comprendidos entre los 14 y 18 años reconocían haberlo pasado «muy mal» durante el confinamiento, a la vez que destacaban las pocas herramientas a su alcance para hacer frente a según qué situaciones de malestar familiar.

El estudio apunta que una de las secuelas que más condiciona en la actualidad a los padres de adolescentes es el tema del aislamiento, que ha aumentado un 13,6% en Cataluña segundo el estudio. El 77,4% de los padres encuestados aseguran que su hijo sufrió aislamiento durante el confinamiento y un 60,5% afirman que la situación se mantiene ahora. En este sentido, Royo ha explicado que cuando un adolescente presenta comportamientos como no querer salir de su habitación durante más de seis meses, se puede considerar que hay un trastorno psicopatológico, que ha previsto que aumentará. «Seguramente al hecho del aislamiento se le suma otro problema como la adicción a las pantallas y esta adicción tiene que tratarse como el resto, con un proceso de deshabituación que, en su mayoría, pasa por el ingreso residencial,» asegura.

Por otra parte, el estudio revela que el 47% de los adolescentes no colabora en las tareas domésticas, porcentaje que superó el 55% durante el confinamiento. El incremento es de casi el 8%. Royo alerta que ser «laxos» en este tema «les proporcionará excusa para exigir permisividad también en otros temas importantes».

Además, el 56,2% tiene malos hábitos alimentarios, un 6,12% más que antes del confinamiento. En estos casos, Royo afirma que hace falta establecer criterios sanos de alimentación y llevarlos a cabo «escrupulosamente» y con la implicación de toda la familia.

El consumo de tabaco ha crecido y los catalanes son los adolescentes más fumadores con respecto al resto del Estado. En concreto, eran un 12,10% los jóvenes que fumaban, pasaron a ser el 15,3% durante el confinamiento y ahora representan el 17,1%. Con respecto al alcohol, el crecimiento es todavía más notorio, en casi un 6,5%: del 7,60% pre-confinamiento al 14,1% del post, pasando por un 10% durante. En cambio, el consumo de marihuana se mantiene, después del descenso del confinamiento y revela que el 2,4% de los jóvenes fuma marihuana o cannabis.

El 58% de los padres tienen mayor disposición a pedir ayuda

Ante un nuevo confinamiento, el 58% de los padres y madres entrevistados en Cataluña aseguran que tendrían mayor predisposición a pedir ayuda profesional. El 76% cree que tendría que pedir ayuda psicológica, el 54% educativa y el 22,40% médico-psiquiátrica.

Sin embargo, el 49% consideran que su función sería todavía más complicada en un nuevo confinamiento de lo que lo fue durante el primero. De hecho, un nuevo confinamiento total se plantea como una situación «desbordante» para más de la mitad de los entrevistados y es que el 48% se muestra convencido de que el clima familiar empeoraría.

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