Diari Més

Mercè Foradada revela centenares de cartas familiares a «L'amor quiet», un retrato de la burguesía de principios del siglo XX

La escritora desmitifica los privilegios de la Barcelona acomodada con una doble historia que juega entre pasado y presente

La escritora Mercè Foradada mientras lee cartas de sus abuelos.

Mercè Foradada revela centenares de cartas familiares a «L'amor quiet», un retrato de la burguesía de principios del siglo XX

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Mercè Foradada acaba de publicar «L'amor quiet» (Saldonar), una novela que nada entre el costumbrismo y el romanticismo, y que introduce el lector a la vida burguesa de principios del siglo XX. El cebo de la historia son más de 300 cartas que los abuelos de Foradada se enviaron entre los años 1913 y 1925, las cuales ha decidido sacar a la luz para desmitificar los privilegios de la clase acomodada y mantener vivos a sus familiares. La escritora intercala la estima y las debilidades de sus abuelos con la relación de una pareja actual. Con los cuatro, pone en valor el amor de las personas mayores, «aquel que vives cuando la relación está consolidada, cuando te han caído todas las venas de los ojos pero lo aceptas y lo valoras,» destaca en declaraciones a la ACN.

La autora define las cartas de sus abuelos como «las de la enésima traición». Y es que la correspondencia entre Maria Simón y Alejandro Morillo tenía que ser prácticamente un secreto. Recuerda que su abuelo envió las cartas a la abuela pidiéndole que las quemara después de leerlas, pero no fue así. Guardadas en una caja, Maria Simón las dejó en manos de su hija -la madre de Foradada-, pidiéndole que fuera ella quien las destruyera. Pero el encargo tampoco se cumplió, hasta que la correspondencia llegó a manos de la escritora en el 2004.

Reconoce que durante años mantuvo las cartas en un cajón, hasta que se aventuró a leerlas. «Me enamoré de aquella pareja», explica Foradada, que ha estado más de tres años trabajando en la novela que acaba de publicar este febrero. Asegura que hacía mucho tiempo que tenía en mente escribir sobre el amor desde una visión poco habitual, y las cartas fueron la excusa perfecto para dar forma. «El protagonismo se lo acostumbra a llevar el romanticismo, la pasión, el sexo y los celos, pero nunca el amor de los que tenemos la suerte de vivirlo de mayores», lamenta, destacando la importancia de «las relaciones consolidadas, dónde hay mucho amor pero quizás menos ilusión».

A «L'amor quiet», la escritora se propone «humanizar» a la burguesía barcelonesa. En el caso de su familia, una clase acomodada ligadura en el editorial Montaner y Simón, de la cual el bisabuelo materno era copropietario. Ella admite que tenían un estatus «que no era objeto de simpatías», pero celebra tener la ocasión de «demostrar que ellos también tenían debilidades, que sufrían por la salud y por los problemas cotidianos, como cualquier otra persona.» «Eso, unido a una inocencia extraordinaria, me generó mucha ternura hacia unos abuelos que yo había conocido cuando ellos eran muy mayores», añade a la autora en una conversación desde Vilanova i la Geltrú.

La historia se articula a través de unas cartas que su abuela «exigía con vehemencia» a su querido, especialmente a los veranos, cuando la pareja se separaba: ella se marchaba de la ciudad mientras él se quedaba en Barcelona dirigiendo una fábrica textil. Foradada destaca la posibilidad de ver como evoluciona la relación de amor, pasando de unas expresiones «empalagosas e, incluso, ridículas» a un vocabulario más sencillo para hablar de cuestiones de cariz familiar. Al mismo tiempo, la escritora celebra que la historia permita zambullirse en una época marcada por grandes momentos históricos, como la gripe española, varias huelgas sindicales y la Guerra Mundial.

El relato de principios del siglo XX se combina, en capítulos alternos, con la relación de una pareja actual, que se convierte en la voz narradora de toda la historia. En el caso de la relación contemporánea, la escritora ha apostado por ofrecer una trama basada en la ficción. A pesar de los cien años de diferencia entre las dos relaciones, sin embargo, asegura que la pureza de «L'amor quiet» dentro de las parejas es del todo equiparable entre ellas.

La escritora niega que la intención de la obra fuera homenajear a su familia, y reconoce que inicialmente tuvo que superar un fuerte dilema moral a la hora de hacer pública la correspondencia que supuestamente tendría que estar convertida en cenizas desde hace años. Con todo, cree que valía la pena compartir este «tesoro» y poder dar vida de nuevo» a la pareja de abuelos. Una vez perpetuada la «traición» familiar, confía en que de aquí unos años las cartas serán custodiadas por su hija y no descarta que, más tarde, las conserve su nieta.

Con «L'amor quiet» justo recién llegado a las librerías, la autora lamenta que la pandemia impida celebrar ninguna presentación oficial en formato presencial. La intención inicial era presentar la novela en la biblioteca modernista de la FundacióTàpies, ya que es el mismo edificio donde antiguamente estaba el editorial de su bisabuelo. Ahora, sin embargo, se resigna a la difusión telemática confiando en que el día que amaine la pandemia se podrá reencontrar físicamente con los lectores.

Mientras tanto, Foradada dice que ha decidido tomar un respiro creativo. Una vez publicada la que ha sido su décima novela, explica que el único proyecto que tiene entre manos son unos pequeños relatos escritos a raíz de la covid-19, «Los cuentos del puto virus». Garantiza, sin embargo, que no tiene intención de publicarlos y tan sólo los ha difundido entre las amistades. De cara a una próxima novela, desearía dedicarla a Mercè Rodoreda, las flores y los reconocimientos familiares, pero matiza que es una idea que todavía tiene que madurar antes de decidir sacarla adelante.

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