Diari Més

Expertos avisan que el cierre de extraescolares puede provocar ansiedad en los niños y menos motivación en la escuela

Reclaman el retorno de las actividades y alertan del incremento de las desigualdades y del riesgo de que estén cerrados en casa

Albert Gilabert, profesor de guitarra del aula El Traster de Mollerussa, haciendo clase a dos alumnos, en la vuelta de las actividades extraescolares.

Expertos avisan que el cierre de extraescolares puede provocar ansiedad en los niños y menos motivación en la escuela

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No hacer extraescolares puede tener consecuencias tan educativas como emocionales y sociales. Así lo alerta al ACN el sociólogo y ninguno de proyectos de la Fundación Jaume Bofill, Miquel Àngel Alegre, a quien augura que a finales de curso se pueden empezar a observar efectos negativos si no se revierte la situación. Estos pueden ser niños y jóvenes cerrados en entornos familiares, más ansiedad y menos motivación en la escuela. Tanto él como la directora de la AliançaEducació360, Fathia Benhammou, coinciden en que los más afectados vuelven a ser los de entornos desfavorecidos. «Se está decapitando el derecho a la educación, especialmente en los más vulnerables», dice Benhammou. Por eso, reivindican que las extraescolares son «espacios seguros» y piden flexibilizar las restricciones.
Los expertos defienden la importancia del componente educativo y emocional de las actividades extraescolares. «Ir a la escuela es condición necesaria pero no suficiente», resume Benhammou. Por eso, considera que la imposibilidad casi generalizada de hacerlas –sólo se puede en los casos en que se mantengan los grupos burbuja de las escuelas- «priva a los niños de espacios claves de participación y adquisición de competencias», como pueden ser la resolución de conflictos, un pensamiento crítico o, incluso, la gestión actual de la incertidumbre y las emociones. Para Benhammou es evidente que no poder hacer actividades extraescolares «tendrá consecuencias en las trayectorias educativas y en la adquisición de competencias clave».

Estas consecuencias pueden ser de índole más educativo pero también en el terreno relacional y emocional, añade Alegre. El sociólogo apunta que hay estudios que ponen de manifiesto el papel cada vez más relevante que tiene lo que pasa fuera de la escuela en la corrección de desigualdades educativas. Por eso, es de prever que sin estas, las desigualdades se incrementen, reduciendo las oportunidades de aquellos más vulnerables y de entornos más desfavorecidos.

Reconoce que hoy por hoy quizás no se están observando estos consecuencias pero augura que pueden empezar a aflorar «hacia finales de curso». Pone como ejemplo niños y adolescentes desocupados, con menos contacto con los otros, más cerrados en entornos familiares y que pueden sufrir de aburrimiento, ansiedad o inquietud. Todo eso afecta también a su predisposición y su rendimiento en la escuela. «Quizás a finales de curso empezamos a tener consecuencias a los dos niveles si eso no empieza a revertirse», alerta.

En este casos las actividades telemáticas pueden ser un «parche» pero Alegre asegura que están a «años luz» de la motivación que genera ir presencialmente a practicar un deporte, tocar un instrumento, hacer teatro o clases de refuerzo, por ejemplo. Además, con la opción virtual se sigue dejando al margen todas aquellas familias que no pueden acceder a estos recursos digitales.

Actividades seguras

Una vez analizada la importancia de las extraescolares y del ocio, tanto Benhammou como Alegre defienden que su realización es segura. Aseguran que existen experiencias como las del verano y que tanto entidades, ayuntamientos como escuelas están preparadas para aplicar las medidas y los protocolos necesarios. «Tenemos que poner por encima de todo la educación», afirma Benhammou. Alegre defensa que el riesgo que comportan estas actividades no es superior al que se mujer en otras circunstancias y que, en cambio, los beneficios son muchos: «Los costes que puede representar para la educación y el progreso de los niños, sobre todo de los que están en situación de más vulnerabilidad, seguro de que es superior al riesgo que se puede correr, que es muy mínimo si se organizan bien las actividades».

Ante una eventual recuperación de las extraescolares, el sociólogo plantea que se tenga en cuenta cuáles son los colectivos más perjudicados al no hacerlas. Deja claro que a medio y largo plazo es un «drama» para el conjunto de la sociedad pero añade que como medida de choque y si se tienen que destinar más recursos para cumplir las medidas de seguridad y garantizar la realización de actividades, se tendrían que priorizar los entornos más desfavorecidos, ya que también está donde se obtendrá una ganancia «superior» al corregir las desigualdades.

En más, apunta que en estas casos será necesaria también una política para incentivar la participación. Y es que se mujer la circunstancia que a menudo las familias que más claro tienen la importancia de las actividades fuera de la escuela son las que se lo pueden permitir y ya acceden.

Para Alegre, habría que reivindicar la necesidad de las actividades extraescolares y de ocio «un poquito» al nivel del movimiento 'Obrimles escoles'. Añade que están en juego las oportunidades educativas del país y confía en que en las próximas revisiones de restricciones por la covid, las autoridades «las irán teniendo en cuenta».

Lo que tienen claro los dos es que delante de las inciertas, e independientemente de si se pueden recuperar durante el curso, el verano volverá a ser clave para conseguir que todos los niños y jóvenes tengan acceso al ocio educativo.

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