Al acabar el espectáculo, Chicuelo y los
bailaores catalanes El Yiyo, José Maldonado y Karime Amaya han subido al escenario para el fin de fiesta. «Aunque cada uno tiene su proyecto, vienen a dar apoyo al arte, a la danza, a los compañeros y a demostrar que la cultura es segura», ha afirmado la
bailaora Eli Ayala.
El concierto celebrado este domingo estaba previsto inicialmente para el 1 de enero y se aplazó después de que un miembro de la compañía estuviera en contacto con una persona positiva de covid durante los ensayos. El retraso del espectáculo ha provocado también una reducción en el número de los asistentes.
A causa de la entrada en vigor del confinamiento municipal, la compañía ha tenido que devolver las entradas al público procedente de fuera de Barcelona. El espectáculo de este domingo ha tenido un aforo de 456 personas, menos de la mitad de las 1.000 permitidas de acuerdo con las restricciones.
En cualquier caso, el espectáculo de la Gran Gala Flamenco ha querido transportar al espectador por los diferentes palos de este género musical y llevarlo a descubrir la intensidad de la «pasión» del pueblo gitano a través del tiempo. Este espectáculo ha vuelto al Palau de la Música después de prácticamente once meses de la última actuación.
Es como la sensación de volver a empezar. Después de tanto tiempo sin pisar este teatro, es una cosa especial. Hay una parte de nervios que, por una parte es bonita. Por la otra, molesta un poco, pero eso quiere decir que estamos vivos», ha asegurado Chicuelo.
El espectáculo de este domingo también ha sido especialmente emotivo para el guitarrista, que ha sido acompañado por su hijo, Diego Ayala Chicuelito, por primera vez arriba de un escenario.