Las nuevas recomendaciones destacan que un aula vacía y bien ventilada después de su última ocupación, «tiene el aire libre de virus». También defienden que la velocidad de renovación del aire es mucho mayor que la velocidad de pérdida de carga térmica en el aula. Por eso, con el fin de buscar el equilibrio entre ventilación y confort térmico, establece el calentamiento previo de las aulas y la ventilación mínima de media hora al acabar la jornada.
Las recomendaciones insisten en que la ventilación tiene que ser cruzada y continuada» y que hace falta que estén así «el máximo de horas posibles». De manera general, se indica que en un aula se consigue la ventilación adecuada abriendo las ventanas 20 centímetros si son correderas u oscilobatientes, o abriendo las láminas en un ángulo de 45 grados de manera continuada y manteniendo las puertas totalmente abiertas. Se añade que los días ventosos o con gran diferencia de temperatura entre el exterior y el interior facilitan la ventilación «y permiten aperturas menores».
La guía afirma que durante los descansos y cuando el aula esté vacía hay que hacer «ventilaciones totales» de 10 minutos. Una vez pasado este tiempo, hace falta cerrar y calentar el espacio para mejorar el confort térmico hasta que vuelva el alumnado.
También se recomienda repartir la apertura entre todas las ventanas del aula y no abrir al máximo una sola ventana. En las zonas comunes, como pasillos y vestíbulos, también es necesario mantener una «ligera» apertura de puertas y ventanas.
El documento asegura que los centros ubicados en edificios construidos o remodelados a partir del 2007 cumplen el Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE) y disponen de una instalación que permite la ventilación de los espacios y, una vez supervisados, no hace necesario abrir ventanas.
Por último, el documento incorpora que en aquellos casos en que no se pueda conseguir una ventilación adecuada, el centro se tiene que dirigir a los servicios territoriales correspondientes. Añade que la instalación de soluciones alternativas «requieren de una valoración necesaria por parte del personal técnico del Departament d'Educació, para garantizar una correcta efectividad de la medida» y que sólo Educació tiene que evaluar estas medidas y, si es necesario, implantar soluciones alternativas.