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Más de 40 días para tramitar el paro: los parados no afectados por ERTE chocan con el colapso del SEPE

Despedidos antes de la crisis, por causa disciplinaria o por extinción de contrato temporal, sin ingresos más de un mes

Imagen de archivo de una oficina del SOC.

Más de 40 días para tramitar el paro: los parados no afectados por ERTE chocan con el colapso del SEPEACN

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La avalancha de Expedientes de Regulación Temporal del Empleo (ERTE), que ya superan los 86.000, ha saturado los servicios de empleo desde el decreto de estado de alarma. Para dar respuesta al aumento de hasta 635.000 personas que cobrarán el paro temporalmente, el gobierno español simplificó los trámites para pedir la prestación. Los trabajadores despedidos –por causas vinculadas o no al covid-19–, quedaron fuera de la flexibilización, disponible sólo para los ERTE. Muchos despedidos antes del estallido de la crisis, despachados por causa disciplinaria o trabajadores con contrato temporal no renovado se han encontrado con «una pared» y un sistema colapsado que los condenaba a quedarse más de un mes y medio sin ingresos, al ser incapaces de tramitar el paro.
Como medida extraordinaria para aligerar el proceso, el SEPE ha permitido que las empresas presenten de forma colectiva los datos de los trabajadores que pasan en paro a través de un ERTE, hasta cinco días después de registrar el procedimiento. En cambio, los trabajadores despedidos tienen que tramitar ellos mismos la prestación. Las oficinas de Trabajo hace días que están cerradas y la gestión se tiene que hacer por Internet o por teléfono. La gran mayoría está optando por la vía telefónica porque el trámite en línea requiere tener habilitada la firma digital.

Esta vía, sin embargo, está saturada y algunos trabajadores despedidos aseguran que no han podido hablar directamente con nadie durante semanas. Además, lamentan que las diferentes circulares que ha emitido el Servei d'Ocupació de Catalunya (SOC) y las informaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) no eran lo bastante claras y se han encontrado con un «muro de burocracia».

«Me he encontrado con una pared»

Es el caso de Yasmina, una educadora social de 34 años que lleva desde el 12 de marzo intentando darse de alta en paro. Su despido se produjo justo antes de que se empezaran a notar las consecuencias económicas de la pandemia de coronavirus. Esta residente en Ripollet había sido contratada durante 12 años en un centro de menores de Montcada y tiene derecho a cobrarlo. Una vez anulada la visita presencial a las oficinas de empleo, la Yasmina ha intentado hacer la gestión telemática a través del servicio estatal.

Como no tiene habilitada la firma digital, intentó reclamar el paro por vía telefónica. Después de semanas intentando llamar al SEPE y encontrarse las líneas «colapsadas» y de no recibir respuesta, pudo preguntar una cita previa para que fueran los técnicos quiénes la contactaran directamente. El primer día disponible para hacer la gestión está el 27 de abril, cosa que quiere decir que, tendrá que esperarse más de 40 días para poder cobrar el paro. «Hay un momento en qué piensas: «No cobraré», dice.

«Los primeros días estaba muy nerviosa pero he abandonado porque me he encontrado con una pared y he chocado de cara con la burocracia», asegura, antes de apuntar que está preocupada porque está gastando la prestación sin cobrarla. ¿Quién está afectado por la pandemia? Todos, evidentemente. Si no puedo salir de casa, estoy afectada. Yo no me he quedado sin trabajo directamente por esta crisis pero no puedo cobrar el paro porque no tengo herramientas como hacerlo», lamenta.

«Si sigo sin cobrar el paro, no sé como pagaré el alquiler»

La Yamileth, vendedora de unas grandes superficies perdió el trabajo el primer fin de semana de estado de alarma y todavía no ha podido tramitar la prestación de desempleo. Después de un año trabajando con un contrato temporal en un establecimiento del Alt Empordà, la decisión le llegó por sorpresa porque antes del estallido de la emergencia sanitaria sus jefes le habían ofrecido un sitio de trabajo fijo.

Su contrato temporal expiraba el 22 de marzo. En un primer momento, creyó que podría entrar en el ERTE que quería registrar la empresa pero finalmente se quedó fuera. De esta manera, quedó excluida de la posibilidad de presentar una solicitud colectiva que tienen las empresas para reclamar las prestaciones de desempleo de todos los trabajadores. En cambio, lo tiene que hacer a título individual y todavía está haciendo la gestión. El SEPE lo tenía que llamar el 7 de abril, pero todavía no se han puesto en contrato con ella. De momento, ya hace tres semanas que se espera para poder tramitar el paro.

Mientras dure el confinamiento, Yamileth no puede buscar trabajo, gasta prestación de desempleo y tiene que seguir pagando las facturas de su casa y manteniendo su hija con lo que tiene ahorrado, ya que su sueldo es lo único que entra a su casa. Por todo ello, asegura que siente una «gran frustración» por haberse quedado sin trabajo justo cuando iban a renovarla y más viendo que no puede tramitar el paro con rapidez. «Este mes he podido pagar el alquiler pero lo que viene no lo sé. Si sigo sin cobrar el paro no podré pagar el alquiler», denuncia.

«Confío cobrar en mayo»

A Rubén, un trabajador de una empresa familiar de jardinería del Barcelonès, le comunicaron que lo echaban del trabajo justo después de que se ordenara el confinamiento de la población. Después de seis meses ocupando la plaza, su superior lo echó alegando que necesitaba reducir costes para hacer frente a la caída de ingresos de la empresa y argumentó que no podía hacer un ERTE porque todavía tenía clientes, aunque los decreto ley no lo recogen así. Al final, lo despacharon por una causa disciplinaria, una de las maneras legales para echar a alguien después de que el gobierno español anulara como causa objetiva de despido todas las de fuerza mayor, económicas, técnicas, organizativas o de producción.

Según dice, cree que el despido es una «represalia» por haber puesto sobre la mesa el incumplimiento del convenio colectivo y la normativa laboral por parte de la empresa meses antes. «Algunas empresas como es el caso de la mía han aprovechado para hacer limpieza de gente que le es problemática», apunta. En estos casos, las dos partes tienen que tratar de llegar a un acuerdo en una vista de conciliación en el Centro de Mediación, Arbitraje y Conciliación y si la empresa reconoce que el despido|despedida es improcedente tiene que pagarle en aquel momento la indemnización. Teniendo en cuenta que todos los actos de conciliación se han suspendido, sus abogados le aseguran que la vista no se celebrará hasta junio.

Mientras tanto, ha estado intentando pedir la prestación de desempleo a través de la web del SEPE. Como no tiene habilitado el DNI electrónico, ha hecho una presolicitud y ya hace dos semanas que espera que se pongan en contacto con él. Viendo que este contacto no llega, descarta recibir el paro en abril y se pregunta si podrá entrar en la remesa de los desocupados que cobren en mayo. «Casi seguro que me quedaré uno o dos meses sin tener ingresos porque no podré cobrar el paro», apunta. Por suerte, dice, tiene algún ahorro y puede aguantar durante un tiempo pero sufrirá si la situación se alarga.

El SEPE, colapsado

Las líneas del SEPE hace semanas que están colapsadas y no dan abasto para procesar la avalancha de trabajadores afectados por un expediente temporal, que tienen derecho a cobrar el paro temporalmente, y de despedidos. A lo largo del mes de marzo, se destruyeron 141.000 puestos de trabajo en Cataluña y las personas incluidas en un ERE temporal ya son más de 635.000. Sin embargo, de momento el ministerio de Trabajo sólo ha reconocido la tramitación de 620.000 prestaciones a todo el Estado la semana pasada. Como no se han dado datos actualizados, es una incógnita saber cuántos trabajadores cobrarán el paro este viernes.

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