Santi Vila: «En ningún sitio estaba escrito que el proceso acabaría como el 27 de octubre»

El exconseller de Empresa Santi Vila ha instado este miércoles por la tarde a los magistrados del Tribunal Supremo a que no caigan en el error «del anacronismo o el presentismo» y analicen todo el proceso independentista catalán en función de su resultado final, sino por los hechos concretos. Según él, hasta «el último minuto» se estuvo negociando un posible acuerdo legal, que pasaba por las elecciones anticipadas, pero una ministra le admitió que no se habían dado las «condiciones de confianza». «En ningún sitio estaba escrito que acabara como el 27 de octubre», ha dicho. Con respecto a su papel, ha dicho que en todo momento cumplió «el espíritu y la letra» de la Constitución, que, según su opinión, tendría que permitir una «España plurinacional».

En su último turno de palabra, Vila ha dicho que la negociación entre Barcelona y Madrid que estuvo a punto de fructificar la primavera del 2017 se rompió no porque la Generalitat «pidiera imposibles», incluso fuera de la Constitución, sino porque «se había roto el marco de confianza necesaria en una democracia madura». Esto y el hecho que el presidente Carles Puigdemont «no pudiera o no quisiera convocar elecciones»lo hicieron «dimitir frustrado», y no por el temor que sus compañeros de Gobierno cometieran alguna ilegalidad, porque sabía que ninguna medida del Gobierno tendría eficacia o validez.

Vila ha asegurado que todo el Gobierno actuó «de buena fe»y él siempre fue «fiel a las profundas convicciones y la legalidad». «Para defender esta lealtad he recibido palos en Cataluña», ha remachado.

Por eso, ha advertido del riesgo de ver «a pelota pasada»todo el proceso como un camino encaminado a laDUIdel 27 de octubre. Así, se ha preguntado qué habría pasado si se hubieran convocado elecciones, o se hubiera impugnado el programa electoral deJxSíel 2015 o se hubiera aplicado el artículo 155 después del pleno del Parlament del 6 de septiembre. Nadie lo planteó, cree, porque «ninguna persona buena, responsable o sensata podía creer que acabaría con aquel despropósito». «Las personas dialogantes, pactistas, querían dar una enésima oportunidad al diálogo, la negociación y el acuerdo».

Por todo esto, ha mostrado la esperanza que España no caiga un golpe más en la «fatalidad o leyenda negra»que «impida una democracia avanzada donde la diversidad nacional no sea un problema».