Diari Més

Las defensas presentan el juicio como una causa general al independentismo

Primera jornada en que se pudo ver de nuevo a los presos en la bancada, más de un año después de los hechos en torno al 1 de octubre

Juicio 1-O

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El juicio del 1-O en el Tribunal Supremo arrancó ayer a las 10.22 horas. Los 12 acusados entraron en la sala de vistas, nueve de ellos trasladados desde las prisiones de Soto del Real y de Alcalá-Meco. Los otros tres acusados, Carles Mundó, Meritxell Borràs y Santi Vila, llegaron a pie al Tribunal Supremo. Los doce estaban sentados juntos en la parte central de la sala y no al lado ni detrás de sus abogados. En el caso de los presos, es la primera imagen pública en muchos meses más allá de la fotografía que se publicó de los que estaban en Lledoners. El juicio empezó con las cuestiones previas, donde los abogados intentarán anular el juicio alegando vulneración de derechos fundamentales. No se descarta que las declaraciones de los acusados empiecen esta misma semana.

En esta primera sesión, los doce acusados se aseguraron en las butacas centrales de la sala, justo ante los siete miembros del tribunal que presidía al magistrado Manuel Marchena. Los hombres vestían con americana y algunos presos lucían el pin de consellers de la Generalitat. Jordi Sànchez llevaba lazo amarillo, mientras que todos llevaban corbata a excepción de Oriol Junqueras, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez.

Dentro de la sala había familiares de los acusados –dos por cabeza–, que tuvieron un problema inicial para acceder al edificio del Tribunal Supremo hasta que no estuvieron identificados por agentes de la Policía Nacional, que posteriormente los dejaron entrar. Todos los familiares llevaban emblemas y lazos amarillos y no tuvieron problemas para entrarlos al Supremo.

En la primera sesión estuvo la presencia del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que llegó acompañado del conseller Damià Calvet y el delegado del Gobierno en Madrid, Ferran Mascarell. En representación del Gobierno también había la consellera de Justicia, Ester Capella. Otros políticos catalanes hicieron acto de presencia en el Supremo con motivo de la primera sesión del juicio, como es el caso del vicepresidente del gobierno, Pere Aragonès, o el presidente del Parlament, Roger Torrent, aunque ninguno de los dos podían entrar en la sala de vistas porque son testigos y, por ley, no pueden acceder hasta que no hayan declarado.

Dos observadores internacionales accedieron ayer al edificio del Tribunal Supremo acreditándose como letrados con el objetivo de entrar en la sala de vistas del juicio del 1-O para seguirlo como público. Se trata del belga Frederic Ureel, del Abogados Europeos Demócratas (AED), y del francés Alexandre Faro, miembro de la Federación Internacional por los Derechos Humanos (Fidh). El Supremo descartó reservar sitio en la sala para observadores internacionales, pero aun así estos dos accedieron presentándose como letrados en el primer día de juicio.

También había 55 plazas reservadas para público. Desde primera hora, simpatizantes de Vox y algunos estudiantes de Derecho hacían cola en el exterior del edificio.

La disposición en la bancada

Por primera vez, dentro de la sala se vio la orden como se sentaron los acusados. En el primer banco ocupaban los tres puestos Oriol Junqueras, Raül Romeva y Joaquim Forn. Detrás suyo se sentaban Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull. El tercer banco lo ocupan Jordi Cuixart, Dolors Bassa y Carme Forcadell y, por último, el cuarto banco era para los acusados que están en libertad provisional: Carles Mundó, Meritxell Borràs y Santi Vila, que desde hacía tiempo no aparecían en público.

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