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La red ferroviaria catalana tiene 126 puntos negros

Los convoyes tienen que frenar a causa de incidencias pendientes de reparación, algunas de ellas desde hace más de 15 años

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La red ferroviaria catalana tiene 126 puntos donde los convoyes tienen que frenar a causa de incidencias pendientes de reparación, según un documento con los puntos de limitación temporal de velocidad que ha revelado TV3. Según la cadena televisiva, esta información demostraría que los retrasos que presenta la red se deben principalmente a estos arreglos pendientes, algunos de los cuales esperan desde hace quince años. Hay incidencias a todas las líneas de la red catalana y en algunas, como la R3, superan la treintena. Se cuentan desde estados del terraplén a peligros de desprendimiento pasando por obras no hechas como pasos inferiores.

Todas las incidencias recogidas en el documento que ha hecho público TV3 se pueden consultar en uno mapa interactivo que ha elaborado la cadena donde también se especifica los que causan mayores retrasos. En la R15, a su paso por Ascó, el peligro de descarrilamiento hace que los trenes tengan que bajar la velocidad de 90 a 30 kilómetros por hora, hecho que causa 11,5 minutos de retraso. Más adelante, en Pradell de la Teixeta, el mismo peligro vuelve a hacer frenar los convoyes y añade 3 minutos más al trayecto. Un trozo más arriba, en Duesaigües, el peligro de desprendimiento hace disminuir nuevamente la velocidad, con un retraso añadido de dos minutos.

Ejemplos como este se pueden encontrar a todas las líneas, como en el caso de las R13 y R14, que a su paso por Alcarràs y Lérida obligan los trenes a pasar a 30 por hora a pesar de las velocidades teóricas son de 160. Aquí la incidencia es el estado del terraplén. Hacia el lado norte pasa el mismo con la línea R11. Peligros de desprendimiento y obras no ejecutadas, como la rehabilitación de la estructura del tramo metálico en Colera o el refuerzo del cuadro de velocidades máximas en Llançà.

Algunas de estas incidencias obligan los convoyes a disminuir la velocidad de forma considerable. Así, los convoyes de la línea R12 tienen que reducir la velocidad a Granyaella de 130 kilómetros por hora en 20 a causa de la inestabilidad del terraplén, con la demora consecuente. En otros puntos de afluencia masiva de trenes, como la estación de Sants, hay que circular a 30 kilómetros por hora a causa del mal estado de la vía.

Ejemplos como este se pueden encontrar a todas las líneas, como en el caso de las R13 y R14, que a su paso por Alcarràs y Lérida obligan los trenes a pasar a 30 por hora a pesar de las velocidades teóricas son de 160. Aquí la incidencia es el estado del terraplén. Hacia el lado norte pasa el mismo con la línea R11. Peligros de desprendimiento y obras no ejecutadas, como la rehabilitación de la estructura del tramo metálico en Colera o el refuerzo del cuadro de velocidades máximas en Llançà.

Finalmente, también se puede destacar que a la línea R3 se acumulan más de treinta actuaciones pendientes, que van desde el peligro de desprendimiento en el estado de alguno de los túneles del trayecto o a la necesidad de mejorar las distancias de frenazo.

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