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Descubren en Tarragona un nuevo mecanismo que regula el reloj biológico y la hormona que controla la sensación de saciedad

Los investigadores del IIPSV afirman que «este avance científico» es un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad

Parte del equipo de investigadores del Grupo de Investigación DIAMET de la IISPV: Lidia Cedó, Teresa Villanueva, Sonia Fernandez-Veledo y Joan Vendrell.

Descubren en Tarragona un nuevo mecanismo que regula el reloj biológico y la hormona que controla la sensación de saciedadACN

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Descubren un nuevo mecanismo que regula el reloj biológico y la hormona que controla la sensación de la saciedad. El Grupo de Investigación en Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (DIAMET), del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgilio (IIPSV) y vinculado al Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona, ha publicado un estudio que pone el foco en el papel del metabolito succinat y su relación con la leptina, hormona que regula la sensación de saciedad. Según los investigadores, este «avance científico» representa un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad y abre las puertas a futuras investigaciones sobre otras funciones metabólicas del succinat, como también a la exploración de terapias que permitan restaurar este mecanismo.

El estudio publicado en la revista Cell Metabolism ha permitido conocer el mecanismo a través del cual los adipocitos (las células que principalmente componen el tejido adiposo o grasa corporal) producen la leptina, una de las principales hormonas que regula la sensación de saciedad. De hecho, la investigación ha identificado que este nuevo mecanismo regula el reloj biológico de las células de la grasa. Actualmente, se conoce que los adipocitos tienen un reloj interno propio (independiente de factores externos como la luz), imprescindible para que el tejido adiposo haga correctamente sus funciones.

Desde el descubrimiento histórico de la leptina como hormona secretada por los adipocitos a la década de 1990, que supuso un cambio de paradigma, no se habían hecho avances significativos con respecto al proceso de producción de esta hormona en el tejido adiposo, según indican desde la Universidad Rovira iVirgili(URV). «Representa un hito muy significativo no sólo desde el punto de vista fisiológico -ya que mejora la comprensión de los procesos biológicos que controlan el peso corporal-, sino también desde el punto de vista del abordaje de enfermedades metabólicas como la obesidad», añaden los expertos. Esta investigación ha recibido más de un millón de euros de la Fundación «la Caixa» y de lo Agencia Estatal de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación).

«Si todo funciona correctamente, cuando comemos, los niveles de leptina en la sangre aumentan. Esta hormona es la responsable de enviar la señal de saciedad a nuestro cerebro», ha señalado la responsable del grupo DIAMET, Sonia Fernández-Veledo. La investigadora ha apuntado que, el caso de las personas con obesidad se produce más leptina que en las personas que están delgadas: «Las personas con obesidad tienen el mecanismo de saciedad alterado. Nuestro estudio no sólo demuestra el mecanismo por el cual los adipocitos producen leptina, sino también por el que la grasa de las personas con obesidad lo hace de manera excesiva».

El succinat, clave en este proceso

Según los expertos, el succinat, un metabolito energético que también actúa como una hormona a través de su receptor SUCNR1, tiene un papel «muy relevante en todos estos procesos». Durante muchos años, en este metabolito se le ha atribuido un papel principalmente inflamatorio, además de identificarlo como biomarcador de la disfunción metabólica en enfermedades como la obesidad y la diabetes. Sin embargo, en los últimos años, el grupo DIAMET ha demostrado que este es un sistema complejo, ya que los niveles de succinat también aumentan (aunque de manera transitoria) en algunas situaciones fisiológicas, como cuándo ingerimos alimentos.

Según Fernández-Veledo, está en este contexto donde creen que el succinat -a través de su receptor SUCNR1- «regula de manera natural la homeostasis energética, es decir, las funciones internas de nuestro organismo que controlan que haya un equilibrio entre la ingesta y el gasto energético». El estudio demuestra que uno de los mecanismos es a través de la producción de leptina. «Sin embargo, anticipamos que tendrá otras funciones fisiológicas, actuando en otros tejidos. Además, demostramos que el succinat determinaría las oscilaciones de la leptina a lo largo del día mediante el control del reloj biológico de los adipocitos. En las personas con obesidad, este mecanismo está hiperactivado, hecho que explicaría, en parte, los niveles elevados de leptina», ha dicho la investigadora.

Por todo ello, los investigadores han destacado que se trata de un avance científico que representa un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad y que abre las puertas en nuevos estudios destinados a investigar no sólo otras funciones metabólicas del succinat, sino también a explorar terapias que permitan restaurar este mecanismo, consiguiendo que sus niveles, así como los de la hormona leptina, puedan ser estabilizados y recuperen su papel de regular la sensación de saciedad.

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