Sanidad aprueba la esketamina, primer fármaco indicado para la depresión resistente a tratamiento

En 2021, se prescribieron en España nada menos que 51 millones de cajas de antidepresivos. Aún así, y pese a que se trata de un tratamiento que ha demostrado lograr buenos resultados en muchos pacientes, sigue habiendo muchos otros (en torno a un 20%) que no responden adecuadamente a él.

Este problema se conoce como depresión resistente al tratamiento, y resulta muy complicado de abordar. En la actualidad se ha venido tendiendo a recurrir a opciones más drásticas, como la terapia electroconvulsiva o tratamientos experimentales como la estimulación cerebral profunda. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad acaba de aprobar la obtención de precio y reembolso de esketamina, un fármaco derivado de la ketamina, para el trastorno depresivo mayor resistente al tratamiento.

Concretamente, este fármaco está indicado en combinación con un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) o un inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN), dos de las familias de antidepresivos más empleadas en la actualidad.

Por otra parte, cabe destacar que los criterios diagnósticos para considerar que una persona padece un trastorno depresivo mayor resistente a tratamiento son que no haya respondido al menos a dos tratamientos antidepresivos diferentes en el episodio depresivo actual, que debe ser de moderado a grave.

La esketamina, derivada de la droga ketamina se presenta en spray intranasal y actúa como antagonista del receptor glutamatérgico N-metil-D-aspartato. Es de acción rápida, aunque su efectividad es en cifras similar a la que han demostrado otros tratamientos antidepresivos.

Cabe señalar, por otra parte, que la esketamina tiene propiedades similares a las de su precursora y, por tanto, en dosis mayores que las terapéuticas podría provocar efectos anestésicos y alucinógenos-disociativos. En las dosis recomendadas, puede causar reacciones adversas como disociación, mareo, sedación, náusea, vómitos, vértigo, adormecimiento, ansiedad, letargo, incremento de la tensión sanguínea, sensación de embriaguez o, más raramente, problemas de orina.