El estudio, correspondiente a un ensayo clínico en fase 3 en el cual se ha evaluado la eficacia y seguridad del nuevo fármaco denominado Tebentafusp, demuestra que el tratamiento propuesto consigue ralentizar la progresión de la enfermedad. Así, el porcentaje de pacientes que sobreviven más de un año pasa del 58% con los tratamientos estándares al 73% con Tebentafusp.
«Después de finalizar el estudio y de los buenos resultados, con una de la supervivencia global de los casi 400 pacientes incluidos en el ensayo, el Tebentausp ya se está dando a los pacientes con melanomas uveales metastáticos en sustitución de la quimioterapia habitual», destaca el doctor Piulats, coordinador del programa Oncobell de l'IDIBELL y del ICO e investigador del Centro de investigación biomédica en red cáncer (CIBERONC).
Igual que los melanomas cutáneos, el melanoma uveal es debido a la proliferación descontrolada de los melanocitos, las células que dan color a la piel. Pero a diferencia de estos, el melanoma uveal, que representa entre el 3% y el 5% de los melanomas, presenta características moleculares y celulares que lo hacen especialmente agresivo.
Tebentafusp, una guía del sistema inmunitario para atacar tumores sólidos
El Tebentafusp actúa guiando el sistema inmunitario hacia el tumor. Está formado por dos extremos: uno reconoce las células tumorales y el otro se une a las células del sistema inmunitario y las activa. De esta manera se consigue que las células inmunitarias vean el tumor y, además, lo ataquen.
«La tecnología desarrollada para generar el Tebentafusp permite que el sistema inmunitario ataque específicamente el tumor sin necesidad de reconocerlo», explica al doctor Piulats, que añade: «O sea, no hace falta que las células del sistema inmunitario tengan receptores específicos que reconozcan las células tumorales, el mismo fármaco hace de mediador para que estas lo ataquen».
Se trata del primer medicamento con estas características que se ha probado en tumores sólidos. Además, como es un fármaco que reconoce específicamente las células tumorales, no afecta tejidos no deseados y comporta menos efectos secundarios que los tratamientos estándares con quimioterapia. Con todo, el coordinador del programa Oncobell señala que la administración de este fármaco requiere de experiencia para «identificar las posibles toxicidades derivadas y actuar en consecuencia para evitarlas».