Diari Més

Ciencia

La ciencia descubre que es posible oler el miedo... pero sólo si eres mujer

Un estudio apunta al hecho de que esta capacidad pudo ser adquirida por nuestros antepasados ante la amenaza de depredadores

Uno de cada diez pacientes estudiados no ha recuperado plenamente el sentido seis meses después.

nariz, olor, olfato, coronavirusPixabay

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Es una frase hecha, pero resulta que tiene parte de verdad. Un grupo de científicos ha descubierto que es posible oler el miedo, pero que solo las mujeres son capaces de conseguirlo.

Tal y como recoge el Daily Mail, el estudio descubrió que el comportamiento de las mujeres cambió después de oler el sudor de una persona ansiosa.

Para llevar a cabo sus conclusiones, los científicos tomaron muestras de sudor de personas ansiosas durante un ejercicio de hablar en público y de personas relajadas que practicaban deportes.

Pidieron a 214 hombres y mujeres en total que olfatearan las muestras a través de una máscara mientras jugaban a cinco juegos establecidos por psicólogos. Se descubrió que las mujeres jugaban de una manera menos confiada y con más aversión al riesgo mientras olían el sudor de la ansiedad.

Por ejemplo, en un juego de inversión financiera, transfirieron menos dinero a otros jugadores. El mismo juego jugado con computadoras produjo resultados similares. Estos efectos no se encontraron entre los hombres.

Los hallazgos pueden explicarse por la evolución social de las mujeres, dijeron los investigadores de la Universidad Heinrich Heine en Dusseldorf.

Las señales de ansiedad durante situaciones de amenaza llevaron a nuestros antepasados femeninos a usar sus redes sociales. Por ejemplo, si un depredador estuviera al acecho, atenderían a sus hijos para asegurar su supervivencia y se unirían a otros para buscar protección y comodidad.

Este «comportamiento de cuidado y amistad» podría hacerlos más sensibles a las «señales sutiles de ansiedad individual» que los hombres, dijeron los investigadores, cuyo estudio fue publicado en la revista Biological Psychology.

tracking