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La soledad de las personas mayores en España: mucha familia y pocos amigos

Un estudio analiza como a medida que avanza la edad se reducen las amistades y actividades sociales

Los estafadores se aprovechan de las personas mayores que viven solas.

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Los mayores en España tienen menos amigos pero más lazos familiares que los de países del centro y norte de Europa, y a pesar de esa compañía cercana perciben un sentimiento mayor de soledad.

Son algunas de las conclusiones del estudio «Envejecimiento y capital social» de Funcas, que analiza cómo van cambiando en 14 países europeos las relaciones a lo largo del proceso de envejecimiento, reduciéndose las redes de amistad y actividades sociales y ampliándose las relaciones con los familiares.

Si a nivel europeo para las personas de más de 50 años lo más importante son las redes sociales de amistad, seguido de las redes sociales que se obtienen con la participación en diversas actividades y por último las familiares, en España -y en los países del sur- se cambia ese orden de prioridades.

Según explica a Efe uno de las investigadores, Miguel Ángel Malo, profesor de Economía de la Universidad de Salamanca, el envejecimiento va reduciendo todas las relaciones -sobre todo desde los 70 años-, aunque el deterioro es menor en los contactos familiares que en las redes de amistad.

Podría pensarse que tener un entorno familiar estable se traduciría en una mayor sensación de bienestar, pero, según el economista, la red familiar da más apoyo pero menos variedad de experiencias que las que ofrecen las de amistad y las asociadas a grupos sociales.

«Los rangos de experiencia de vida de la relación con dos hermanos, por ejemplo, son más limitados que la cantidad de experiencias que te pueden dar dos amigos; la comunicación y las vivencias aunque son tan intensas con los amigos son más variadas y eso es muy importante para la satisfacción».

Por ello, aunque las redes familiares permanezcan más y proporcionen más apoyo, «en las relaciones sociales son más redundantes» y brindan menos felicidad, destaca el autor de este estudio, junto a Ricardo Pagán, profesor de Economía en la Universidad de Málaga.

Mayor soledad en las mujeres

«Para las mujeres este proceso de erosión y sustitución de relaciones asociado al envejecimiento es más intenso, reportando al mismo tiempo más soledad», señala el profesor Malo.

Las mujeres de más de 50 años presentan mayor soledad que los hombres: «Las mujeres se sienten más solas porque quieren obtener más de las redes familiares y se apoyan más en esas redes que los hombres».

Pero también hay que tener en cuenta que teniendo un mismo número de relaciones, las personas mayores de países del sur sienten una soledad más alta porque piden y esperan más de ellas. «En Centroeuropa con siete relaciones entre familiares y amigos a lo mejor se consideran satisfechos, pero un español o italiano piensa qué solo estoy porque sólo tengo siete relaciones», apunta.

El estudio constata la importancia de las redes de amistad y de participación social para el bienestar de las personas mayores, y recomienda fomentar actividades que aumenten el número y la frecuencia de esas relaciones más allá de la familia, facilitando espacios para reuniones de diferentes clubes, por ejemplo.

La pandemia habría reducido la variedad de las experiencias de las relaciones sociales, lo que ha afectado negativamente a la satisfacción con las redes sociales y a la soledad que sienten los mayores, destaca la investigación.

«Conforme avance el ritmo de vacunación de los mayores convendría promover con rapidez la realización de actividades sociales que aumenten la cantidad de relaciones sociales más allá del ámbito familiar más estricto y frenar el grave deterioro que han sufrido las redes sociales con las limitaciones de la movilidad y la distancia social», propone.

En España hay menos ayudas de fuera del hogar

En España, hay un porcentaje menor de mayores de 50 que reciben ayudas externas de personas que van al hogar para realizar tareas cotidianas de limpieza u otro tipo de atenciones. En concreto, se sitúa en el 11,5 %, frente al 18,7 % de Europa.

Aunque las ayudas de dentro del hogar en España son algo más elevadas, no son lo bastante importantes como para compensar la menor cantidad de ayudas externas en comparación con Europa, expone el estudio.

Las mujeres reciben menos ayudas dentro del hogar, lo cual encaja con que normalmente son las cuidadoras y, caso de necesitar ellas esos cuidados, se gestionan desde fuera del hogar, explica el investigador, quien destaca que «hay más mujeres viviendo solas a edades avanzadas y, forzosamente, en esos casos las ayudas son externas».

«Se acude a cuidadores formales cuando la situación de dependencia es importante y esos cuidadores estarían dentro del hogar atendiendo a los mayores», sobre todo a partir de los 75 años y con discapacidades permanentes, pero «reportan unos niveles de satisfacción más bajos que los demás» en sus relaciones.

«Así pues, para mejorar la vivencia de la red social no bastaría con un cuidado formal centrado en la prestación del servicio, sino en que ese cuidador formal sirva también para potenciar una relación más variada», apunta el experto.

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