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Salud

Dos estudios proponen adaptar la dieta mediterránea a los nuevos hábitos alimentarios

Los expertos afirman que no se puede intentar imponer a un modelo «imposible de cumplir en la actual sociedad»

Una comensales a punto de degustar unas sartenes|paellas de arrços.

Dos estudios proponen adaptar la dieta mediterránea en los nuevos hábitos alimentariosPixabay

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Dos estudios de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), elaborados por el grupo de investigación 'FoodLab' sobre alimentación y nutrición, proponen adaptar la dieta mediterránea a los hábitos de consumo actuales con el objetivo de preservar sus beneficios para la salud de las personas.

Según ha informado este miércoles la UOC en un comunicado, los dos estudios, publicados en la revista científica 'International Journal of Environmental Research and Public Health', piden desmitificar «el modelo idealizado» de la dieta mediterránea, que sitúan como originario de los años sesenta, para considerar la incorporación de nuevos alimentos o rituales de consumo.

«Nuestro estilo de vida ha cambiado y ya no comemos como hace cincuenta años, no solo porque nuestros horarios de trabajo son diferentes, sino también porque tenemos menos tiempo para cocinar o porque cada vez comemos más delante de una pantalla», explica el investigador principal de los estudios, Francesc Xavier Medina.

Medina señala que ni los productos alimentarios, ni sus tiempos de cocción ni los instrumentos de cocina de hoy en día son los mismos que los del siglo pasado y, a su juicio, esta es la razón por la que «no tienen éxito las campañas que proponen un modelo que es imposible de cumplir en la actual sociedad».

Según los estudios, se debe contemplar la dieta mediterránea «como una serie de aspectos culturales» y «no solamente como una paleta de alimentos» e insisten en la importancia para la salud que juegan hábitos alimentarios como, por ejemplo, el hecho de comer en compañía o de consumir productos de proximidad.

Los investigadores piden que se entienda la dieta mediterránea «como un todo» y las recomendaciones alimentarias vayan acompañadas de otras medidas para garantizar la seguridad económica de los productores y eviten que la distribución de los alimentos se concentre en unas pocas manos.

«No tiene sentido pedir a los ciudadanos que consuman aceite de oliva si luego no te preocupas de que tenga un precio asequible», sentencia Medina.

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