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«Me gusta la novela negra que entra a los bajos fondos, que es un poco pesimista»

'Justicia' es una novela negra ambientada en el Bilbao de 2014, que arranca con una ola de asesinatos a empresarios y banqueros

Javier Díez Carmona, en una imagen reciente.

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—Cuál es el punto de partida de la historia?

—El origen es la crisis financiera del 2008, que deja a mucha gente en la calle. Al cabo de un tiempo parece superada, pero en el 2014, que es cuando empieza la novela, van apareciendo en Bilbao empresarios de la construcción y exdirectores de banca asesinados, y al lado de los cuerpos la palabra « Justicia», hecho que hace pensar en una venganza por parte de las personas afectadas por la actividad económica de las víctimas. A partir de aquí, avanza una trama en que los investigadores no son un cuerpo policial, sino la pareja de una de las víctimas, un cubano recién llegado a Bilbao y un abogado contactado por un familiar de otra víctima.

—Este equipo formado por hombres que rondan los sesenta años se aleja mucho del canon del detective joven, dinámico y con recursos.

—Sí, quería poner de manifiesto que a esta edad todavía hay vida, y que la experiencia puede compensar aquella vitalidad de la juventud.

—Entre los investigadores sobresale Osmany Arechabala, un exmilitar cubano que poco a poco toma las riendas de la historia y acaba cautivando el lector. ¿Por qué pensó en este personaje?

—Su función era mostrar la ciudad de Bilbao desde la mirada de un inmigrante recién llegado. La verdad es que Arechabala se fue creando su historia, sin que me diera casi cuenta de ello. Pasó de ser un inmigrante que miraba la ciudad, a un personaje con una vida bastante interesante. También es un buen contrapunto a los personajes de Bilbao de toda la vida, el Osmany ha viajado por todo el mundo, ha vivido siempre en el comunismo, con una relación más intensa con la solidaridad que con el beneficio propio, y tiene una visión de la vida y una experiencia que a los otros les falta.

—La misma ciudad de Bilbao también es protagonista. ¿Por qué escogió este escenario y qué papel cree que juega, en la historia?

—Yo soy de Bilbao, así que me movía en un escenario que conozco desde que nací. Por otra parte, la ciudad es una lección magistral de la economía de la desigualdad, que está perfectamente diferenciada por la misma ría. Tú estás en el centro histórico y ves edificios bonitos, bares donde te cobran los pinchos a precio de oro y turistas gastando en manos llenas. Pero sólo hay que atravesar el puente para chocar con la otra realidad, la que mucha gente llamala pequeña África , donde hay mucha pobreza, pero también una gran riqueza cultural que muchos bilbaínos desconocen.

—Como autor de novela negra, qué relación mantiene con el género?

—La novela negra me ha cautivado poco a poco. Pero pienso que hoy día se llama novela negra a un tipo de historia que no tiene nada negro, es novela policíaca pura y dura, con un criminal que comete crímenes atroces y un detective que es como un salvador. A mí me gusta la novela negra que se mete a los bajos fondos, que describe la realidad y es un poco pesimista: la serie de Marlowe, de Raymond Chandler, o la de Wallander, de Mankell.

—Es un género que tiene la dificultad añadida en sorprender en el lector. ¿Cómo fue la construcción de la trama para conseguirlo?

—La verdad es que no hice ningún guion, la trama fue evolucionando. El libro tiene dos desenlaces, uno lo tenía muy claro, pero el otro no. Cuando me iba a dormir, charlaba con Arechabala, comentando cuál sería el paso siguiente y qué podría pasar.

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