Diari Més

Sociedad

La contaminación y los espacios verdes podrían influir en el índice de masa corporal en los primeros años de vida

Un estudio con unos 80.000 niños de Cataluña analiza por primera vez la relación entre múltiples exposiciones ambientales

Durante la infancia, los primeros años de vida son muy sensibles, representan ventanas de especial vulnerabilidad a las exposiciones ambientales

La contaminación y los espacios verdes podrían influir en el índice de masa corporal en los primeros años de vidaPixabay

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Vivir con niveles más altos de contaminación atmosférica y densidad de población durante los primeros años de vida podría estar asociado con un aumento del índice de masa corporal (IMC), mientras que los espacios verdes y la combinación de usos del suelo –la variedad de edificaciones y los servicios– podrían relacionarse con el efecto contrario. Son algunas de las conclusiones de un estudio del Institutde Salut Global de Barcelona (ISGlobal), que ha analizado por primera vez la relación entre múltiples exposiciones urbanas y la trayectoria de crecimiento del IMC a partir de los datos de cerca de 80.000 niños de áreas urbanas de Cataluña.
Cada vez se relacionan más las exposiciones ambientales en áreas urbanas, como la contaminación del aire, los espacios verdes y el entorno construido, con posibles efectos en el crecimiento y la obesidad infantil. Estos efectos podrían empezar muy pronto, durante el embarazo y los primeros años de vida.

«Los entornos urbanos se caracterizan por múltiples exposiciones que pueden influenciar el IMC, pero estudios previos muestran resultados inconsistentes y no han evaluado las exposiciones de forma simultánea», señala Jeroen de Bont, investigador de ISGlobal y de la Fundación IDIAPJGol y primer autor del trabajo.

Este gran estudio longitudinal, financiado por la FundacióLa Maratóde TV3 y publicado en la revista 'Environmental Pollution', planteó como principal novedad analizar las exposiciones de forma simultánea. Con este objetivo, partió de una base de datos de historias clínicas de atención primaria a Cataluña, que incluía 79.992 niñas y niños nacidos entre el 2011 y el 2012 en áreas urbanas y que fueron seguidos hasta los cinco años.

Por una parte, los investigadores calcularon las curvas de crecimiento del IMC a partir de medidas repetidas de altura y peso. De la otra, llevaron a cabo una estimación de diferentes exposiciones urbanas en torno a las áreas censales donde residían los niños: contaminación atmosférica –dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión PM10 y PM2,5–; espacios verdes y entorno construido –densidad de población, conectividad de calles, usos del suelo e índice de transitabilidad.

«Los resultados indican que la exposición urbana a niveles más altos de contaminación del aire y de densidad de población puede estar asociada con un pequeño aumento en el IMC de niñas y niños hasta los 5 años, mientras que los espacios verdes y la combinación de usos del suelo pueden estar asociados con una pequeña disminución del IMC», destaca De Bont.

Las asociaciones fueron más fuertes durante los dos primeros meses de vida, hecho que, según el primer autor del trabajo, «podría explicarse por un efecto de la exposición durante el embarazo que permanecería en el tiempo».

«Durante la infancia, los primeros años de vida son muy sensibles, representan ventanas de especial vulnerabilidad a las exposiciones ambientales que pueden afectar permanentemente a la estructura, la fisiología y el metabolismo del cuerpo del niño o la niña. Los estudios futuros tienen que tener en cuenta las múltiples exposiciones en entornos urbanos, en lugar de analizarlas por separado», indica Martine Vrijheid, coordinadora del estudio e investigadora del ISGlobal, centro impulsado por la FundacióLa Caixa.

Las tres exposiciones

Estudios previos señalan que la contaminación atmosférica se podría relacionar con el índice de masa corporal ya que «podría afectar al crecimiento fetal por el estrés oxidativo y la inflamación», expone Vrijheid. La contaminación también podría influir en el metabolismo basal en bebés: «Eso podría aumentar el riesgo de obesidad al inducir resistencia a la insulina y alteraciones hormonales».

Por otra parte, la posible relación entre la reducción del IMC y la exposición a espacios verdes podría explicarse ya que estos son «una fuente valiosa de actividad física para la madre y el niño o la niña y, por lo tanto, tienen un efecto beneficioso potencial en el desarrollo tanto del feto como del niño pequeño», señala Vrijheid. En segundo lugar, la asociación podría explicarse por una reducción de los niveles de contaminación del aire en áreas más verdes.

Con respecto a las características del entorno construido, la densidad de población podría estar asociada con un crecimiento superior del IMC por los «niveles más altos de contaminación atmosférica y porque, en España, las áreas más pobladas tienen más tráfico, lo que puede dar la percepción de falta de seguridad entre las familias, hacer reducir los desplazamientos activos (a pie o en bicicleta) y aumentar la obesidad infantil», detalla la coordinadora del estudio.

Aunque no hay un consenso claro sobre como la combinación de usos del suelo afecta al IMC, la principal hipótesis es que si aumentan estos usos disminuyen las distancias entre la vivienda, el trabajo y los servicios, por lo cual los viajes se pueden llevar a término andando o en bicicleta e incrementa la actividad física.

tracking