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Los distribuidores de bebidas y alimentación cifran en un 85% las pérdidas por el cierre de bares y restaurantes

Creen que el toque de queda es la mejor solución para contener los contagios sin «cargarse» el sector

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La asociación de distribuidores de bebidas y alimentación en Cataluña (ADISCAT) cifra en un 85% las pérdidas por el cierre de bares y restaurantes. Su director general, José Manuel Fernández, detalla que en lo que llevamos de 2020 la caída de las ventas respecto del ejercicio anterior supera el 40% y que si el cierre se alarga más allá de los 15 días inicialmente previstos la cifra puede superar el 50% y obligar a cerrar muchas empresas.

Pere Saborit, director comercial de Disbesa, añade que el panorama «es desolador» con la actividad prácticamente parada y más de un 80% de los trabajadores en ERTO. «Si las cosas siguen así no sé cuanto tiempo más podremos aguantar», alerta.

Una imagen que define la situación del sector a día de hoy es el parking del centro de Disbesa en Sant Joan Despí, una de las principales empresas de distribución de Cataluña, lleno de camiones y de coches comerciales al mediodía cuando en condiciones normales estaría completamente vacío. Pere Saborit, su director comercial, recuerda que con los bares y restaurantes cerrados sólo les queda la restauración social y colectiva (hospitales, escuelas...), que representa en torno al 5% de la actividad.

El sector «ve negro el futuro» porque las cifras de contagios van al alza y la entrada del invierno no hace pensar en una reducción drástica. Es por eso, y dejando claro que mantener el cierre de bares y restaurantes los condenaría, creen que una buena solución pasa por decretar el toque de queda y que, como mínimo, se permita en el sector de la restauración tener actividad diurna. «No nos permitiría volver ni mucho menos a los beneficios, pero sí mantener en funcionamiento la estructura», puntualiza Saborit.

El sector de la distribución se siente «el último eslabón de la cadena» y reclama ayudas como los que se están habilitando para el sector de la restauración. «Se habla mucho de las dificultades que están pasando bares y restaurantes, pero nadie se acuerda de las empresas que los suministramos».

Los distribuidores también critican que se haya culpado de todos los daños en el sector de la restauración cuando, con cifras en la mano, sólo un 3,5% de los contagios tienen origen en bares y restaurantes. «No hay ningún estudio objetivo que demuestre que la hostelería y la restauración sean origen de focos importantes de contagios, pero lo que sí que es seguro es que la covid-19 será la culpable de la muerte de muchos establecimientos, empresas de distribución y de sus puestos de trabajo,» enfatiza José Manuel Fernández.

Otro de los aspectos que preocupan es que en la prórroga de los ERTO ya no se les bonifique una parte de la cuota de la Seguridad Social. Un extremo, denuncian, que los obliga a asumir en torno a un 30% de los coste de cada trabajador cuando no están produciendo para la empresa. En el caso de Disbesa, por ejemplo, tienen más 400 de sus 600 trabajadores en ERTO lo que hace «insostenible la situación».

Por último, a pesar de reconocer que la situación es muy complicada, piden coherencia y mene fría a las diferentes administraciones a la hora de tomar decisiones para frenar los contagios porque «muchos remedios son peores que la enfermedad».

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