Diari Més

El nuevo coronavirus existe desde hace décadas en murciélagos

Descifrado el árbol genealógico del virus que causa la covid-19, que mutó a su forma actual hace entre 40 y 70 años

Imagen de un murciélago de herradura pequeño

El nuevo coronavirus existe desde hace décadas en murciélagosEfe

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El coronavirus protagonista de la actual pandemia existe en una forma similar al actual desde hace al menos 40 años en el organismo de los murciélagos, pero sus orígenes genéticos han sido rastreados hasta el siglo XX, cuando compartió su último ancestre común con el SARS-COV, causando otra epidemia en 2002.

En todo este tiempo estuvo mutando y esperando su oportunidad de dar el salto a nuestra especie mientras seguía contagiando a murciélagos y, probablemente también a pangolins, que pudieron servir como transmisores al ser humano.

A todas estas conclusiones ha llegado un equipo de investigadores que han publicado los resultados de su estudio en la revista Nature y que han advertido de la presencia de muchos otros coronavirus en especies animales con capacidad de dar el salto al ser humano de nuevo.

El código genético del SARS-CoV-2 fue secuenciado por primera vez el mes de enero pasado, cuando se certificó que procedía del murciélago de herradura por su proximidad genética con el virus RaTG13, propio de esta especie animal.

Los autores del estudio han rastreado el árbol genealógico de los sabercovirus, la categoría de coronavirus en la cual perteneces el SARS-CoV-2, para identificar las mutaciones que fueron derivando en diferentes tipos de virus, a la mayoría de ellos propia de murciélagos, excepto media docena de ellos, próxima al causante de la covid-19, que son propios de pangolins.

El estudio determinó que una de las características compartidas con sus ancestres más lejanos es el dominio de unión en el receptor (RBD, por sus siglas en inglés), un elemento que forma parte de la espiga del virus y facilita su unión y posterior contagio en las células humanas.

Según los investigadores, la amplia variedad de coronavirus parientes del SARS-CoV-2 y que también tienen el RBD presente en los murciélagos demuestra «el difícil que es identificar virus con el potencial de causar importantes brotes en humanos antes de que emerjan».

El artículo aboga finalmente por «la necesidad de una red global de sistemas de seguimientos a tiempo real de enfermedades humanas, como lo que detectó el inusual cluster de neumonía en Wuhan en diciembre de 2019» y la monitorización de poblaciones de murciélagos para evitar que futuros saltos de otros coronavirus a humanos nos cojan de manera desprevenida.

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