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La Covid-19 ha frenado la inmigración latinoamericana en España, pero volverá

El año pasado se registraron más de 77.000 solicitudes de asilo provenientes de Colombia y Venezuela, 70 veces más que el 2015

El director general del Centro Internacional para el Desarrollo de Política Migratoria (ICMPD), Michael Spindelegger.

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La inmigración latinoamericana en España, sobre todo procedente de Colombia y Venezuela, ha caído hasta casi cero en los últimos meses por el coronavirus, aunque todo indica que se reactivará cuando se levanten las restricciones contra la pandemia.

Así lo asegura Michael Spindelegger, el director general del Centro Internacional para el Desarrollo de Política Migratoria (ICMPD), en una entrevista concedida este lunes a Efe en Viena.

España registró el marzo pasado un 23,4% de todas las solicitudes de asilo en la Unión Europea, y en abril este dato se redujo al 0,6%, «lo cual se debe a la interrupción del tráfico aéreo internacional», destaca el exministro de Exteriores austríaco.

Un aumento del 220%

Entre los años 2017 y 2019, el número de solicitudes de asilo en España ha subido un 220%, hasta 117.800, destaca Spindelegger, un crecimiento que se debe sobre todo a la llegada de colombianos y venezolanos.

Sólo el año pasado, de Colombia y Venezuela se registraron a España más de 77.000 solicitudes de asilo, 70 veces más que el 2015.

Los ciudadanos de estos dos países latinoamericanos no necesitan visado para viajar a la UE, llegan en avión y piden asilo una vez en España, recuerda Spindelegger.

«Pero con el final de las restricciones (contra el virus) también se eliminarán las restricciones de viaje y volverán los vuelos de larga distancia», asegura.

«Con eso, los números (de solicitudes) volverán a subir, es una evolución clara para nosotros, que no solamente afectará a España», agrega Spindelegger, responsable de este organismo internacional, formado por 18 países europeos.

«Creemos que en el futuro eso cambiará, simplemente porque España no tendrá más capacidades de acogimiento, ni en el mercado laboral. Por eso, los refugiados se repartirán más por toda Europa», vaticina.

Nuevo pacto migratorio

Según adelanta Spindelegger, la propuesta parece incluir la creación de centros de análisis rápido para determinar «cerca de las fronteras» exteriores de la UE si un inmigrante tiene o no posibilidades de recibir asilo en un país europeo. «I cerca de las fronteras significa en Italia, Grecia o España», señala al exministro de Exteriores.

«Todos (los países de la UE) están insatisfechos con la situación actual. Eso es la base para cambiar alguna cosa», asegura en referencia a los Estados que más inmigrantes reciben y a otros que son muy poco inclinados a recibirlos, como los del Este de Europa.

48 horas

Con estos nuevos centros de análisis rápido, siguiendo un modelo aplicado por Suiza que analiza en 48 horas las posibilidades de asilo para los migrantes, la UE pretende reducir el número de llegadas, explica la cabeza de ICMPD.

En caso de conseguir un acuerdo a escala política de aquí a fin de año -bajo la presidencia alemana de la UE- se podría crear las bases legales el año siguiente y lanzar después un proyecto piloto para ver si el número de llegadas migratorias baja realmente.

Al mismo tiempo, Spindelegger reconoce que las ONG humanitarias son escépticas ante esta propuesta, ya que temen que se acabe socavando la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. No obstante, recuerda, más de la mitad de las personas que piden asilo en Europa en estos momentos acaban siendo rechazadas, sin derecho a pedir protección.

El problema del reparto

Otro problema, vaticina al exministro austríaco, es que la propuesta comunitaria podría volver a incluir algún tipo de reparto de migrantes, algo que no ha funcionado en el pasado. Llegar a un acuerdo en este ámbito, por ejemplo a través de una nueva definición de solidaridad, será clave para conseguir un consenso en el ámbito europeo.

«Algunos acogerán a refugiados y otros harán aportaciones financieras, por ejemplo en países de tráfico como Marruecos y Túnez, o en países de origen. Eso podría ser una propuesta que se podría recordar», concluye Michael Spindelegger.

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