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Chips sensores dentro de los óvulos para medir las primeras fases de desarrollo de un embrión

Tiene una longitud tres veces más pequeña que el diámetro de un cabello humano y un grosor tres veces menor que el de un virus

Imatge d'una dona embarassada.

La dieta en el embarazo afecta al desarrollo del bebé según el CSICDaniel Reche/Pixabay

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Un equipo científico liderado por científicos del CSIC del Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM) ha fabricado e introducido chips dentro de células vivas para detectar los cambios mecánicos que se producen en las etapas tempranas del desarrollo. Los han puesto en un óvulo de ratón. El chip funciona como sensor mecánico y es extremadamente minúsculo: mide pocomás de 22 por 10,5 micrómetros y tiene un grosor de 25 nanómetros. Tiene una longitud 3 veces más pequeña que el diámetro de un cabello humano, y grosor tres veces menor que el de un virus como el de la covid-19. La investigación se ha publicado en la revista 'Nature Materials'.
Los científicos han inyectado el chip junto con un espermatozoide en el interior de un óvulo de ratón para estudiar las etapas tempranas de la fertilización. Lo han hecho en el Laboratorio de Embriología Molecular de Mamíferos de la Universidad de Bath (Reino Unido).

Con el chip dentro, han podido medir las fuerzas que reorganizan el interior del óvulo, es decir, su citoplasma, desde que se introduce el espermatozoide hasta que se divide en dos células.

La investigación es innovadora porque la detección de estas fuerzas se ha realizado de manera directa, es decir, desde el interior del embrión y a lo largo de todo el proceso inicial de fertilización.

Así, los científicos han hecho una medida preliminar de las fuerzas que se obtienen en la reprogramación del ADN del espermatozoide, cosa que pasa justo después de la inyección del espermatozoide.

También han observado que el efecto de la membrana del embrión, que es más rígida que su interior, es la responsable que los pronúcleos (núcleos que transportan el material genético de la hembra y del macho) converjan en el centro del embrión para fusionarse. Durante la fusión, no han detectado fuerzas. Eso podría ser así, dicen los científicos, porque de esta manera se facilita la reorganización de los cromosomas.

La siguiente etapa es la división de la primera célula en dos. Aquí, los científicos han visto cambios en la rigidez del citoplasma. Esta elongación es necesaria para la posterior división en dos células. Después, en el momento en que la célula se divide en dos, el citoplasma es menos rígido, posiblemente para facilitar la división.

Este trabajo de investigación básica es un trabajo conceptual que demuestra la viabilidad de este sensor mecánico en el interior de una célula. Se sabe que las fuerzas mecánicas que se dan en la célula tienen importantes implicaciones biológicas, pero hasta ahora no se había podido medir durante todo el proceso inicial de fertilización hasta la fecha y de forma detallada.

Se ha comprobado en este trabajo que la mecánica del embrión de ratón en su fase inicial es similar a la mecánica de los embriones humanos. Por lo tanto, este trabajo puede tener interés futuro para medicina de fertilización, pero también para el estudio de enfermedades relacionadas con algún problema de malformación en los procesos iniciales de formación del embrión.

En el estudio también han participado el Departamento de Electrónica y Tecnología de Computadoras de la Universidad de Granada y el Departamento de Mecánica de Fluidos de la Universidad Politécnica de Cataluña.

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