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Salud

No es suficiente con dormir, hay que hacerlo bien

Mantener unos hábitos regulares de descanso durante el confinamiento es importante para el bienestar

El cambio de rutinas puede acabar alterando los horarios de descanso.

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La situación de confinamiento en la que nos encontramos inmersos ha comportado en la mayoría de casos un cambio de rutinas, tanto en adultos como en niños. En consecuencia, los hábitos del sueño también se han visto modificados, sobre todo por el relajamiento de los horarios y por el uso extenso de agentes activadores como pueden ser los aparatos electrónicos. Todo, señala Osane Gómez, psiquiatra del InstitutPere Mata, puede tener dos efectos, que se manifestarían «en la cantidad y en la calidad del sueño». El sueño, detalla al especialista, es un hábito, igual que la higiene o la alimentación, y la manera en que lo modificamos puede acabar pasando factura, haciendo que durmamos menos por la noche o que este sueño sea menos reparador. Osane Gómez, que también trabaja en el Hospital Joan XXIII de Tarragona, advierte que el hecho de no ir a trabajar puede hacer que nos vayamosa dormir más tarde y nos levantemos también más tarde, de manera que acabamos alterando el ciclo sueño-víspera. En este sentido, Antoni Castel, psicólogo clínico de la Unidad del dolor del Hospital Joan XXIII, alerta de que «el sueño tiene una característica, y es que permite la recuperación del organismo. Si alteramos esta rutina modificando mucho los horarios, el patrón de sueño acabará modificado. Es un aspecto que hace falta tener en cuenta, porque mantener el horario nos ayudará, una vez se acabe el confinamiento, a recuperar la dinámica habitual».

Los dos profesionales señalan algunas pautas para garantizar la calidad del sueño. Así, recomiendan mantener una alimentación adecuada, haciendo una comida ligera por la noche, y siempre una o dos horas antes de ir a dormir. También aconsejan reducir el consumo de sustancias excitantes, como el café, las colas y los tés, sobre todo a partir de las cinco de la tarde. Además, señalan la importancia de hacer un poco de actividad física, apuntando que, si se quieren relajar las horas de ir a dormir y de levantarse, se puede hacer, pero de manera racional: «si cuando trabajamos nos vamos a dormir a las once o las doce de la noche y nos levantamos a las siete, ahora podemos alargar un poco por la noche y por la mañana, pero si nos vamos a dormir a las tres y nos levantamos a la una del mediodía, iremos rompiendo los horarios de comida y de dormir, y cada vez nos dormiremos y nos levantaremos también más tarde», señala la psiquiatra.

Con respecto al uso de elementos tecnológicos, los dos profesionales destacan la necesidad de limitar el uso justo antes de ir a dormir: «somos animales diurnos, y las pantallas emiten una luminosidad que es detectada por el cerebro, que interpreta si es de día o de noche. Eso puede dificultar que el cerebro entienda que es hora de ir a dormir, o hacer que, cuando se duerma, el sueño no sea tan reparador», observación Gómez. La doctora apunta también que, en el caso de las videoconsolas, hace falta racionar las horas y optar por los juegos que no nos pongan en situación de hiperalerta antes de ir a dormir.

En todo caso, concluye Castel, «lo que hace falta es un punto de sentido común, sabiendo que un margen de variabilidad está bien, pero sin que sea excesiva».

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