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Adolescentes hiperconectados en casa: «Hay que evitar que el uso del móvil se convierta ahora en un abuso»

Los expertos ven el confinamiento como una oportunidad para abordar la dependencia a los dispositivos y a las redes

Plano escorzo de una joven utilizando el móvil en clase.

Adolescentes hiperconectados en casa: «Hay que evitar que el uso del móvil se convierta ahora en un abuso»ACN

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El teléfono, el ordenador y las redes sociales se afianzan estos días como herramientas imprescindibles para garantizar la comunicación a todos niveles. Aunque los expertos evitan demonizarlas, avisan de que sobre todo ahora hay que hacer un uso responsable. Uno de los colectivos más expuestos es el de los adolescentes y, por eso, psicólogos y psicopedagogos recomiendan a los padres y madres medida, límites y diálogo. «Hace falta que el uso no se convierta en un abuso porque eso puede dejar una huella difícil de borrar», señala el psicólogo clínico Jaume Descarrega. Sin embargo, la situación actual también ofrece ventajas. «Saben que los hijos están muchas horas pero a menudo desconocen dónde entran o qué consultan. Ahora es una oportunidad», apunta a la psicopedagoga Paqui Serra.
El cierre de las escuelas e institutos ha comportado que los alumnos tengan que hacer ahora un uso más intensivo de los dispositivos electrónicos con el fin de estar conectados a sesiones 'on line' o tener acceso a los deberes y ejercicios que se les encargan. Pero si estas herramientas también se utilizan durante los ratos de ocio, las horas de consumo se pueden llegar a multiplicar.

Según Jaume Descarrega, profesor asociado del Departamento de Psicología de la URV y miembro de la Junta del Col·legi de Psicòlegs de Catalunya, es evidente que hay que suplir de alguna manera «el aislamiento» que propicia el confinamiento. Sin embargo, avisa de que «si los adultos no hemos sabido acompañar a los niños a integrar este mundo digital de manera adecuada, ahora será más complicado».

Sin que se hayan puesto límites ni pautas, la situación se puede convertir en un riesgo, asegura. «No se trata de prohibir las redes, porque tienen una función socializadora, pero hace falta que regulemos el uso que hacemos y llegar a acuerdos», plantea. Además, Descarrega apela a la importancia de evitar «que para estar conectados, eso nos desconecte del resto».

¿Y qué pasa con aquellos que están «enganchados»? Según el psicólogo este tipo de situaciones excepcionales dan pie al análisis. «Si uno es capaz de darse cuenta de que eso ocupa un porcentaje muy grande del tiempo de su hijo, y lo puede vivir en directo durante el confinamiento, es momento de hacer un replanteamiento y de señalar los límites», apunta. En este sentido, opina que hay que poder hacer de todo» y que haya «un tiempo para cada cosa».

Paqui Serra, directora del Equip d'Assessorament Pedagògic (EAP) del Baix Ebre, constata que la mayoría de familias a las cuales asesoran reportan un consumo de horas «excesivo» de los adolescentes, pero admiten que no saben exactamente «dónde entran, qué consultan o qué se bajan». «El confinamiento lo tenemos que ver como una oportunidad para poder vigilar el tiempo de consumo que hacen y, de forma más disimulada o menos agresiva, tener un control de donde van accediendo», explica.

Según la psicopedagoga, en función del nivel de consumo la intervención será más o menos complicada, aunque es probable que eso comporte una discusión. «Hace falta valorarlo y hablar abiertamente», apunta, a la vez que advierte que, muchas veces, los padres que se quejan de los hijos no son conscientes de que ellos «están haciendo lo mismo» y pasan horas en WhatsApp, por ejemplo.

«No se tiene que negar a que ahora las redes son una apertura hacia fuera y una distracción pero, como siempre, se tiene que hacer un buen uso», insiste la directora del EAP. En este sentido, a los adolescentes explica que convendría limitarlos el tiempo diario de uso del teléfono y de redes a una hora y media, o dos horas como máximo. Y los más pequeños, «como mucho media hora», sentencia.

En una situación de confinamiento en casa, sin embargo, también hace falta tener en cuenta las dimensiones del domicilio o si la familia tiene que compartir dispositivos como los ordenadores. Por todo ello, apuntaSerra, lo más recomendable es acordar un horario -preferiblemente entre todos los miembros de la familia para poder argumentar, razonar y establecer pactos- y, sobre todo, organizarse. «Lo que no recomendamos, de ninguna manera, es levantarse cada día por la mañana e improvisar», advierte.

Según la psicopedagoga también es recomendable que los niños y jóvenes dispongan de un diario donde poder anotar los sentimientos y el estado anímico. En el caso del abuso de las nuevas tecnologías, por ejemplo, eso puede servir para que hagan autoanálisis e identifiquen qué consumo hacen y qué visitan, y si eso los satisface. «Sino lo hacemos, en el día a día no estamos conscientes y actuamos un poco por ánimo», valla.

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