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Se enfrenta a 16 años de prisión por agredir sexualmente a su nieta de 9 años

El procesado asegura que «todo es mentira» y atribuye la denuncia a las desavenencias del divorcio de los padres de la menor

Imagen de la fachada exterior de la Audiencia de Girona.

Imagen de la fachada exterior de la Audiencia de Girona.Google

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La Audiencia de Gerona ha juzgado este martes a un acusado que se enfrenta a 16 años de prisión por agredir sexualmente y de forma continuada a su nieta de 9 años durante los meses de julio y agosto del 2006 en Riells i Viabrea (Selva). Según las acusaciones, el procesado iba a casa de su hijo a trabajar porque habían montado juntos una empresa de carpintería. Entonces, tal como ha explicado a la víctima, el acusado aprovechaba que ella estaba sola en la habitación después de comer para convencerla para «jugar a un juego que le gustaría mucho». «Primero me hizo tocamientos por encima de la ropa pero más adelante lo hizo por dentro y me llegó a meter los dedos», ha relatado la denunciante, que ahora es mayor de edad. El acusado asegura que «todo es mentira» y atribuye la denuncia –interpuesta siete años después de los hechos- a las apartadas a raíz del divorcio de los padres de la víctima.

La fiscalía pide inicialmente 15 años de prisión y la acusación particular eleva la petición a 16 por un delito continuado de agresión sexual a menor de 13 años con agravante de parentesco. Las acusaciones relatan que entre el 1 de julio y el 31 de agosto del 2016 el acusado iba a casa de su hijo porque habían montado juntos una empresa de carpintería y tenían instalado el taller allí. «Eso le permitía deambular y tener acceso a toda la vivienda en cualquier momento del día», expone al fiscal.

Según ha explicado la víctima al juicio, poco después de que su abuelo empezara a ir a la casa, subió a su habitación después de comer. Allí, aprovechando que estaban solos, le dijo que jugarían a un «juego que le gustaría mucho». Entonces, ha relatado, le hizo tocamientos por encima de la ropa, a los pechos y a la zona genital. Entonces, para evitar que explicara nada a sus padres, le dijo que no dijera nada si no quería que se separaran o lo enviaran a un reformatorio. «Tenía mucho miedo», ha dicho.

Después de este primer episodio, las agresiones fueron a más. La víctima ha explicado que el acusado siempre actuaba de la misma manera, iba a la habitación de la niña, que en aquel momento tenía 9 años, se aseguraba de que estaban solos y abusaba sexualmente de ella. La denunciante ha afirmado que la agredió sexualmente de forma sistemática en una decena de ocasiones y que, a partir de entonces, ya le empezó a hacer los tocamientos por debajo de la ropa y varias veces le introdujo los dedos.

Una vez, además, intentó que la niña le hiciera una felación. Según ha declarado al juicio, sin embargo, no lo consiguió y le acabó restregando el pene por la cara para, después, masturbarse él mismo. La víctima ha expuesto que alguna vez había intentado gritar pero el acusado lo amenazaba, la sujetaba con fuerza por el brazo o le tapaba la boca. «Al final siempre me quedaba llorando pero no decía nada porque no quería que mis padres se separaran», ha añadido.

Fiscal y acusación particular consideran que este temor que le inculcó a la niña y el hecho de ser su abuelo provocaron que no denunciara las agresiones sexuales hasta el año 2013. La chica ha detallado que fue después de que sus padres se divorciaran que se decidió a explicar que había sido víctima de agresiones sexuales porque le tocaba ir con su padre que, a raíz de la separación, vivía con el abuelo. «No quería estar con él y también tenía miedo por mi hermano pequeño, no quería que le pasara lo mismo que a mí» ha dicho.

El acusado asegura que «todo es mentira» y que en ningún momento estuvo a solas con la menor. El hombre, que entonces tenía 66 años, ha relatado que no tenía llaves de la casa y que fue a comer sólo un par a veces y siempre en compañía de su hijo. «Si él no estaba me iba al bar a comer», ha afirmado. También ha negado que tuviera por costumbre echar la siesta que serían los momentos que, según la denunciante, aprovechaba para subir en su habitación para agredirla sexualmente.

Además, también descarta que pudiera masturbarse y llegar a eyacular porque no puede tener erecciones desde que lo operaron el año 2001. Tanto el acusado como su hijo atribuyen la denuncia a una venganza. «Desde que nos separamos me han intentado destruir», ha dicho el hijo (y padre de la entonces menor) que cree que el relato de la denunciante es «una película» inventada para hacerle daño.

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