Diari Més

Maria Bras-Amorós: Doctora en Matemáticas y profesora de la URV

«Con las canciones los niños pasan del cálculo pensado al cálculo memorizado»

La investigadora de la URV ha presentado el libro para el aprendizaje matemático ‘Els números canten. Cançons i cantarelles de nombres’

Maria Bras-Amorós es profesora de Matemáticas y de Didáctica de las Matemáticas.

«Con las canciones los niños pasan del cálculo pensado al cálculo memorizado»Cristina Aguilar

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—¿Qué es Els números canten?

—Es una recopilación de 65 canciones y sonsonetes de números, y una guía pedagógica para trabajar estos tipos de canciones a educación infantil y primer ciclo de Primària. Se explica como trabajar diferentes aproximaciones y significados del número, y también la construcción de la secuencia numérica. Es decir, como aprendemos a decir «uno, dos, tres, cuatro, cinco...», y además, como aprendemos la flexibilidad de esta secuencia: a decirla adelante, hacia atrás, empezando desde cualquier punto... En esta guía se explica como trabajar cada una de las etapas de este trabajo con un tipo de canción. Finalmente, hay unas canciones para los primeros pasos del cálculo mental. La guía también tiene un enlace para escuchar las canciones.

—¿Son canciones tradicionales?

—Algunas sí. Después también hemos querido poner canciones de autores que son, o muy conocidas, o muy interesantes, tanto a nivel pedagógico como musical, y finalmente había algunas necesidades para las cuales no había canciones o no las hemos sabido encontrar y las hemos construido nosotros. Por ejemplo, no encontrábamos canciones para contar de dos en dos, y nos hemos inventado una. En algún caso, también he hecho alguna adaptación de canciones anglosajonas.

—En este trabajo ha contado con el músico y doctor en Pedagogía Toni Giménez.

—Sí, ha interpretado las canciones que se pueden escuchar a través del enlace. Además, en el volumen hay canciones que eran suyas.

—¿Me puede poner un ejemplo de canción y qué aspectos se pueden trabajar con ella?

—Por ejemplo La gallina ponicana. En una primera fase, los niños dicen la secuencia de los números, pero realmente no están escuchando las partes. Pero con esta canción, en qué vamos diciendo «pone, y uno; pone y dos; pone y tres...» están escuchando las partes porque las van separando con una partícula. Eso es un segundo paso en el aprendizaje de la secuencia numérica.

—¿Qué marco teórico hay detrás de este trabajo?

—Hemos trabajado tres aspectos. Uno es los diferentes significados de los números. Lo que quiere decir eso es que los niños aprenden estas palabras en contextos diferentes. Así, «tres», tiene un significado diferente si estamos diciendo que tenemos tres años, que tenemos tres caramelos o decimos «a la una, a las dos y a las tres». Hemos estudiado las teorías que había detrás de eso, especialmente las de Karen Fuson. Un segundo aspecto es la elaboración de la secuencia numérica. Estamos con niños que están aprendiendo a decir «uno, dos, tres» al mismo tiempo que aprenden a hablar. Miramos como pasan de este primer sonsonete, que es una cuerda continua, hasta las fases en que separamos las partes, que podemos empezar desde cualquier punto, que podemos contar pasos en paralelo a recitar la cadena, y recitar la cadena adelante y hacia atrás. Y el tercer aspecto es el cálculo mental. Lo que los adultos hacemos de memoria, como contar de dos en dos, para los niños es un cálculo pensado. Con la ayuda de las canciones pasamos del cálculo pensado al cálculo memorizado.

—¿Qué valor tiene el hecho de que todo este contenido esté en formato musicado?

—Creemos que cantar es importante por varios motivos. Primero, porque la canción nos ofrece un texto cerrado. Cuando los adultos tenemos una duda, consultamos un libro y allí encontramos un texto que siempre es lo mismo. En las primeras edades, los niños que no saben leer no tienen un texto cerrado. Con una canción se lo estás dando. La canción es siempre igual, porque está guiada por un ritmo y una rima. El segundo punto es que las canciones tocan más directamente las emociones, y es conocido que cuando los conocimientos nos llegan a través de las emociones, nos hacen falta más profundamente. Además, con las canciones podemos captar mejor la atención de los niños. Por otra parte, las canciones se pueden trabajar de forma transversal. Finalmente, la canción nos permite gesticular, coreografiar, es un texto en que podemos implicar todo el cuerpo, y por lo tanto el aprendizaje es más vivencial.

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