Diari Més

Un 40% de los arrozales del delta del Ebro pueden desaparecer el año 2100 por|para el cambio climático

En un estudio del IRTA y la URV apuntan a la aportación de sedimentos de los pantanos como la vía más efectiva para contrarrestar la subida del nivel del mar y el estrés salino

Una cosechadora y un tractor por el arrozal.

Un 40% de los arrozales del delta de l'Ebre pueden desaparecer en el año 2100 por el cambio climáticoACN

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El cambio climático amenaza con hacer desaparecer un 40% de la superficie de arrozales del delta de l'Ebre en el año 2100 si no se toman medidas efectivas. A pesar de tratarse de un escenario que los científicos y el sector ya conocen de hace tiempo, la tesis escrita por la investigadora del IRTA, Ana Genua, presentada dentro del programa de doctora de Cambio Climático de la URV, analiza no sólo las posibles pérdidas causadas por la crecida del nivel del mar sino también el estrés salino del terreno, un factor que tradicionalmente no se había estudiado en este contexto. A partir de los escenarios previstos en el quinto informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático –AR5 IPCC-, Genua ha desarrollado varios modelos para identificar las zonas más proclives a resultar inundadas, el volumen necesario de sedimento por mantener la elevación de terreno ante la subida del mar, así como la salinidad del suelo y la pérdida de producción de arroz. En este sentido, cree que la aportación de sedimentos retenidos a los pantanos es la opción más viable para elevar el terreno y mantener a raya la salinidad.

La tesis, titulada en inglés «Modeling sea level rise impacts and the management options for rice production: the Ebro Delta as an exancho», pretende llenar el hueco hasta ahora existente en el estudio de los impactos por la subida del nivel del mar que no incluían el estrés salino, considerado el principal impacto porque se mantiene una vez se ha podido contener la inundación. Genua cuantifica estas pérdidas, que serían de la orden de entre el 10 y el 13%, en el escenario medio que plantea el IPCC –las previsiones de este organismo sobre el cambio climático pueden cambiar en función del ritmo de las emisiones futuras-, llegando a ocasionar pérdida de beneficios de hasta 300 euros por hectárea en el caso más extremo y «muy poco probable».

La tesis plantea, nuevamente, como posible solución la aportación de sedimentos retenidos a los embalses del río Ebro. «Se trata de una medida que permitiría mantener la elevación del Delta y al mismo tiempo también serviría para reducir la salinidad del suelo», señala la investigadora. En este sentido, destaca que es una medida innovadora que contrasta con la solución de ingeniería clásica, las soluciones llamadas «duras», por las cuales apuestan algunos sectores de productivos del Delta, que no resultarían tan efectivas. Una solución, a más, aplicable a otros deltas del mundo, según Genua. La tesis cuantifica también la cantidad de sedimentos que sería necesario aportar y que oscilarían entre los 130 y los 442 millones de toneladas hasta a final de siglo, lo que aproximadamente implica una aportación anual de entre 1,4 y 4,9 millones de toneladas -en el escenario más extremo.

El estudio recuerda que, con 320 kilómetros cuadrados de superficie, el delta de l'Ebre es uno de los sistemas costeros más valiosos del Mediterráneo occidental sin embargo, al mismo tiempo, uno de los espacios más vulnerables a los efectos del cambio climático y la subida del nivel del mar. Se trata de una zona baja -la elevación media es de 0,8 metros-, con un 50% de la superficie con menos de 0,5 metros por encima del nivel de mar y con un máximo de 5 metros cerca del río Ebro. El cultivo del arroz ocupa una extensión de 210 kilómetros cuadrados, el 66% de la superficie total.

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