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Arqueología

Tarragona descubre parte de la pista del circo romano por donde corrían las cuadrigas

Los arqueólogos, sorprendidos con el buen estado de conservación de la masa rocosa, aparecida junto al edificio del Ayuntamiento

Las obras de la calle Salines de Tarragona que han sacado a la luz una gran roca de la pista del circo romano.

Tarragona descubre parte de la pista del circo romano por donde corrían las cuadrigasCristina Aguilar

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Singular hallazgo arqueológico en Tarragona. Las obras de arreglo de una calle cerca el edificio del Ayuntamiento han dejado al descubierto una parte de la pista del circo romano, por donde corrían las cuadrigas. El hallazgo afianza la teoría que el consistorio y buena parte de la Parte Alta se asientan sobre el antiguo circo. De hecho, el descubrimiento no ha sido ninguna gran sorpresa. Pero los arqueólogos destacan, como singular, el buen estado de conservación de la masa rocosa -de unos veinte metros de longitud- y la forma de la piedra alisada sobre la cual se esparcía la arena, una base particular y propia del circo romano de Tarragona que, en este sentido, lo hacían único. Esta roca descubierta en el subsuelo se documentará y se tapará, sin alterar el ritmo de las obras en la calle Salines. Cuando menos, los arqueólogos aseguran que es una pieza más de un puzzle que ayuda a comprender la magnitud de un recinto, que hacía 325 metros de longitud y 100 de anchura, del cual se conserva sólo una pequeña parte, del sector de la cabecera.

Aunque la parte recuperada del circo es mínima en comparación con su importancia, la cabecera, más próxima en mar, y también el trinquete viejo son las dos zonas donde hay más parte conservada de la construcción original del recinto. En cambio, este nuevo hallazgo es más insólito por el hecho de encontrarse en el sector occidental del circo -el área menos estudiada-, donde se situarían las carceres, punto de salida de las cuadrigas.

De hecho, el año 2008, el Ayuntamiento encontró restos de las carceres mientras construía un ascensor interno. Ahora nuevamente, cerca el edificio consistorial, han aparecido nuevos vestigios del circo, presumiblemente de un tramo próximo al primer giro de la pista donde se disputaban las carreras de carros. En concreto, se visualiza una masa rocosa localizada en el subsuelo de una estrecha rassa de medio metro de anchura, arrimón en el edificio consistorial.

Sobre esta estructura de piedra limada y trabajada por los romanos con el fin de facilitar la circulación en la pista, que se extiende por la calle Salines y llega casi hasta la plaza de la Font, también se han encontrado fragmentos de cerámica de épocas posteriores. «Es una pieza más del puzzle que es el conocimiento del circo romano de Tarragona, pero ahora todavía estamos en un estado muy preliminar de la investigación», dice la arqueóloga municipal, Pilar Bravo.

Si bien los restos se consideran importantes para la interpretación del circo y concretar datación, no lo son lo suficiente como para dejarlas al descubierto en este vial en obras -que seguirán su calendario. «No sabíamos si encontraríamos algo con un nivel de conservación de hace 2.000 años atrás, y eso nos ha hecho ilusión; aportan mucho, no tanto a nivel museológico, sino de investigación», ha afirmado la teniente de alcalde de Patrimonio, Begoña Floria.

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