Diari Més

La represión del 1-O marca el pleno del Ayuntamiento de Tarragona

Los concejales debaten hasta cuatro mociones sobre la jornada del referéndum en medio de algunos momentos de tensión

Durante el pleno se ha desplegado una pancarta que pedía la dimisión del alcalde.

Los concejales debaten hasta cuatro mociones sobre la jornada del referéndum en medio de algunos momentos de tensiónCUP Tarragona

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El pleno del Ayuntamiento de Tarragona ha debatido este lunes hasta cuatro mociones sobre la represión vivida durante el 1-O en la primera sesión en minoría del gobierno municipal formado por PSC y PP. A pesar de algunos momentos de tensión entre público y concejales, que han obligado a Ballesteros a intervenir en varias ocasiones, el consistorio ha condenado las actuaciones policiales del domingo. Una de las mociones aprobadas ha sido la del grupo municipal de ERC que rechaza y condena las medidas de «represión judicial» y exige la retirada del barco que aloja policías en el Port de Tarragona. El texto se ha aprobado con la abstención del PSC; la oposición de PP, C's y la concejala no adscrita, y el apoyo del resto de grupos. El pleno también ha dado luz verde a las mociones sobre el 1-O que han presentado el PDeCAT e ICV-EUiA, pero ha tumbado el texto del PSC, que proponía reprobar tanto el gobierno catalán como el español. Ballesteros ha reiterado la condena de la violencia y ha apelado al diálogo y a la negociación como única solución posible al conflicto político. El debate ha sido presidido por una gran pancarta que exigía la dimisión del alcalde.

Con su abstención, el PSC ha allanado el camino a la moción de ERC «contra la represión judicial y policial a favor de las libertades democráticas y los derechos humanos». El texto incluye un acuerdo para declarar ‘non grata’ la presencia del barco donde se alojan los cuerpos policiales estatales en el Port de Tarragona y exigir la retirada por su participación directa «en la brutal represión de los ciudadanos de Tarragona que ejercían su derecho democrático de voto el pasado 1 de octubre».

Este posicionamiento de los socialistas contrasta con las manifestaciones que hizo al alcalde miércoles pasado, cuando aseguró que a él no le molestaba la presencia del barco porque no había ocasionado «ningún conflicto ni ningún problema de orden público en la calle». Este lunes el texto se ha aprobado con los votos favorables de los concejales de ERC, el PDeCAT, a la CUP, ICV-EUiA y Units per Avançar; la abstención del PSC, y la oposición de PP, C's y la concejala no adscrita.

En segundo lugar, la moción presentada por el PDeCAT ha recibido el apoyo del PSC, ERC, CUP, ICV-EUiA y Units per Avançar, y el ‘no’ de PP, C's y la concejala no adscrita. En este caso, se ha acordado que el Ayuntamiento haga llegar al gobierno español su condena y rechazo a la represión policial y que el consistorio muestre públicamente su apoyo a las víctimas y ponga en marcha medidas para evitar que estos hechos se vuelvan a repetir.

En tercer lugar, la moción presentaba por ICV-EUiA de rechazo a la represión contra a ciudadanía y las instituciones de Cataluña, y en defensa del diálogo político, ha recogido los apoyos del PSC y Units per Avançar; la abstención de ERC, PDeCAT y CUP, y el ‘no’ de PP, C's y la concejala no adscrita.

Por último, la cuarta moción que se ha debatido sobre el 1-O ha sido la del grupo municipal del PSC, que sólo ha arañado la abstención del concejal Josep Maria Prats (Units per Avançar), que la semana pasada abandonó el gobierno. En el texto rechazado los socialistas proponían condenar «enérgicamente» el abuso de la fuerza policial y la reprobación de los gobiernos catalán y español por, de un ladoe, «haber roto el estado de derecho en Cataluña» y, del otro, «por su incapacidad de dar cumplimiento de forma eficiente, diligente y sin el uso de la fuerza a la orden judicial de impedir el referéndum».

Debate tenso

Durante el debate de las mociones los grupos municipales han ido desgranando sus posicionamientos, lo cual ha comportado algunos gritos y reproches por parte de algunas personas asistentes al plenario contra concejales del PSC, PP y C's. El alcalde, Josep Fèlix Ballesteros, ha tenido que llamar a la calma y a la orden en media docena de ocasiones para rebajar la tensión. Además, los comités de defensa del referéndum de la URV han desplegado una pancarta exigiendo la dimisión del alcalde. Los concejales de ERC también han colgado una pancarta en su bancada con el lema 'La gente de Tarragona no se toca'.

El alcalde Ballesteros (PSC) ha destacado que los socialistas han hecho un «acto de coherencia» en las votaciones de las mociones para garantizar la condena y la solidaridad por la represión violenta del 1-O. El alcalde ha llamado una vez más al diálogo y a la negociación, y ha defendido que el domingo se evidenció que los colegios electorales municipales «no eran necesarios» como solicitaba el Gobierno. «Este alcalde no cedió colegios porque este alcalde no quiere conculcar la ley», ha sentenciado. Asimismo, Ballesteros ha defendido que estuvo «al pie del cañón» entre el sábado y la madrugada del lunes haciendo «cerca de 200 gestiones» relacionadas con las actuaciones del 1-O y se ha mostrado tranquilo porque cumplió con sus «obligaciones» y no dejó de dar la cara.

El portavoz de ERC, Pau Ricomà, ha definido el 1-O como el día «más triste y patético» a raíz del ejercicio de violencia contra la ciudadanía y ha apelado a echar los barcos que han venido «a reprimirnos». No obstante, Ricomà ha afirmado también que, el domingo, fue «un día glorioso para la democracia, donde un ejército silencioso de voluntarios se jugó al físico por este país.»

El portavoz de C's, Rubén Viñuales, ha rechazado las cargas policiales y ha advertido que la violencia «nunca es solución de nada», como tampoco lo será, ha dicho, traer a más policías a Cataluña. Viñuales ha rechazado que se culpabilice a agentes que venían «por una orden judicial y no política» y ha reivindicado que él también es «pueblo de Cataluña» y que se pueda votar «con urnas de verdad» y dialogar con interlocutores «válidos». «El concejal de la formación naranja también ha admitido» que sintió «pena, asco» por la expresión del 'A por ellos!’ que ha calificado horrorosa e indecente.

El concejal Josep Acero ha sido el encargado de hablar en nombre del PP. Acero ha afirmado que no les gusta la violencia, «ni la física ni la verbal», y se ha quejado de que «hace demasiado tiempo que los que no defendemos determinadas posturas lo estamos sufriendo, porque incluso yendo con hijos menores por la calle te llaman traidor». El concejal popular ha hecho notar también que sólo el 20% de la ciudadanía de Tarragona votó en el «pseudo-referéndum» y ha pedido «respeto» por el 80% restante que no participó, a la vez que ha garantizado que defenderán la unidad de España y la Constitución «hasta que se congele el infierno».

El portavoz del PDeCAT, Albert Abelló, ha tildado «de inepto» el Estado por haber enviado policías a retirar urnas y papeletas, pero también ha avisado de que el Estado ha demostrado ser «peligroso». Abelló ha reprochado al alcalde que el domingo «la ciudadanía lo echó de menos de manera notoria» y que no tuviera «un gesto de acercarse a las personas que habían sufrido la violencia».

La portavoz de la CUP, Laia Estrada, ha puesto en valor que, aunque no olvidarán la represión policial, el referéndum consiguió una «magnífica participación» y el ‘sí’ obtuvo una «victoria abrumadora». «El 1-O nos apaleasteis, pero no nos doblegasteis», ha exclamado. Estrada también ha acusado a los partidos unionistas de generar un clima de tensión y ha acusado a los socialistas de llevar a cabo «políticas de escaparate».

A su vez, la portavoz de ICV-EUiA, Arga Sentís, ha considerado que el consistorio tiene que procurar enviar un mensaje unitario de rechazo a la violencia para evitar que aumente la crispación. El hasta hace poco miembro del equipo de gobierno, Josep Maria Prats (Units per Avançar), ha rechazado el enfrentamiento y ha apelado a la responsabilidad y al diálogo. Por su parte, la concejala no adscrita, Beatriz Pérez (ex-Cs), ha definido el 1-O como un día «muy triste que se podría haber evitado» y ha condenado «todos los actos de violencia, o sólo los que en algunos interesa en que se condenen».

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