Diari Més

Arte para arrugar, viajar sin que corra ningún riesgo y plancharlo llegados al destino

El pintor tarraconense Màrius Massip patenta un sistema para poder transportar un determinado tipo de cuadros sin miedo a que se rompan

Màrius plancha un dibujo que, previamente, ha arrugado, en su taller de la calle Mediona.

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Cuando un turista adquiere un cuadro, la primera pregunta que se hace, después de pedir el precio, es cómo lo transportará a su país de origen. El pintor tarraconense conocido artísticamente como Màrius empezó a darle vueltas a una idea hace cosa de un año, buscando una respuesta. Hace unas semanas registró el copyright de un sistema muy peculiar que permite llevarse una pintura adquirida en Tarragona a, por ejemplo, un país sudamericano, sin causarle ningún daño. «La clave es el tipo de papel que utilizo y que al cliente le guste la pintura trabajada sobre este material», dijo Màrius a Diari Més.

En su taller de la Part Alta hizo una demostración práctica. Sobre una mesa, un dibujo que, supuestamente, ha adquirido un turista. Màrius lo arrugó y lo depositó en una pequeña bolsa –«ya está preparado para viatjar»- y, posteriormente, le pasó una plancha normal, como la que cualquiera tiene en casa, proceso que el comprador tendrá que hacer una vez llegado a su destino. «Queda con la misma textura, que en origen ya es un poco rugosa,» dijo, para subrayar que «lo que no se puede hacer es plancharlo con vapor». En un texto donde aporta las instrucciones, se lee «dentro de esta bolsa hay una obra de arte, en forma de bola de papel». Añade que «ahora la puedes dejar arrugada o bien puedes plancharla sin vapor y te quedará plana». La medida máxima es de 20 por 20 centímetros y se trata de acuarela y tinta sobre papel.

Màrius explicó que «he estado más de un año probando con diferentes papeles y el mejor es el japonés, que, además, tiene una textura muy bonita». El pasado mes de junio «llevé varios a Madrid y me los compraron», dijo el artista tarraconense.

Màrius ha mostrado esta técnica «a amigos y críticos de arte, y me han dicho que es una buena idea». El pintor añadió que «no pretendo hacer nada especial, pero esta forma de hacer está funcionando». «La gente se sorprende cuando explico que puede llevarse el dibujo sin ningún problema y, cuando lo arrugo, hace exclamaciones, pero cuando hago una demostración, comprueba que al dibujo no le ha pasado nada y que está con la textura de otros que tengo en el taller y que no han pasado por la plancha». Màrius comentó que «ya he vendido a ingleses, japoneses o rusos, y el que ha viajado más lejos ha sido a un país sudamericano, adquirido por unas personas que querían hacer un regalo a un amigo».

Màrius Massip se inició en el mundo del arte siendo un niño y, con dieciséis años, una galería de Barcelona le compró unos dibujos hechos con plumilla. Hace diecisiete años instaló su taller en la calle Mediona. Está en posesión de premios y reconocimientos como la Medalla de Oro del Salón Internacional de Pintura y Artes Plásticas de Le Mas d'Azil, (Francia), una mención especial de ámbito estatal a la originalidad por la obra Centenario del Cómic, un segundo premio del concurso de pintura del Ayuntamiento de Madrid –celebrado el pasado mes de junio–, o el primer premio de acuarela en la Feria de Pintura y Dibujo de Madrid. Màrius es, también, coordinador y creador de la Fira d'Art de Tarragona. Se define como una persona inquieta y el sistema ideado para poder transportar arte sin que corra ningún peligro es una nueva muestra.

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