Diari Més

La feria, la maqueta de su vida

Carles Zaragoza tenía 12 años cuando una noria enorme y otras atracciones que lo impactaron se plantaron delante de su casa

Carles Zaragoza, en su casa, muestra una parte de la maqueta, ahora demuntada, y un cajón lleno de vehículos.

La feria, la maqueta de su vidaCristina Aguilar

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Desde la ventana de su casa, en la Vía Augusta de Tarragona, veía la luz de las atracciones y oía la música de los ochenta que sonaba en la feria que durante años se instaló en la playa del Miracle por Semana Santa. Carles Zaragoza Querol tenía 12 años y aquella mezcla de colores y ruidos que se confundían al lado del mar lo cautivó de manera tal que decidió hacer una maqueta. El impacto que recibió fue absoluto y con los años ha recreado, a escala 1/87, las atracciones, los camiones de transportes y las rulotes donde se alojaban los feriantes.

Carles Zaragoza tiene 46 años y vive rodeado de los recuerdos que la feria del Miracle dejó grabados en su memoria. La maqueta ha crecido con el transcurso del tiempo y ahora ya la forman un centenar de piezas, de las cuales diez son las atracciones más habituales de la época, como la noria, el pulpo, la casa del terror, el barco pirata o el autodechoques. Para redondear su fascinación por aquellos tiempos que tanto lo marcaron, también dispone de una colección de 2.100 vinilos, la mayoría de música de los ochenta. Zaragoza explica con todo tipo de detalle que la noria que visitaba Tarragona por Semana Santa «era la más alta de España en aquellos momentos, más que la de Montjuïc o la del Tibidabo. Fue una gran novedad. Tenía 32 cestas».

La maqueta no ha parado de crecer y lo seguirá haciendo en el futuro. «Ayer –por el pasado lunes– compré dos camiones. Invierto mucho tiempo buscando piezas, que además son caras, y las pinto yo mismo con el color que recuerdo que tenían o que encuentro en fotos de aquel momento», dice Zaragoza, quien explica que «tengo una foto del barco pirata y el de la maqueta lo he pintado siguiendo el original».

La feria se instaló en el Miracle «desde el año 1982 hasta el 1996, con la excepción de dos años que se ubicó en las proximidades del río Francolí, por la zona del Hospital Joan XXIII,» recuerda. Mucho tiempo después, Carles Zaragoza cree que «a Tarragona le falta un espacio para poder recuperar una feria como aquella, cosa que pienso tendría que hacer, y mi opinión es que el mejor lugar es, precisamente el Miracle». Para habilitar la zona, «se tendría que tirar al suelo el hormigón que hay, que no servicios de nada, y hacerla en este espacio. Recuerdo aquella época con ríos de personas venidas de la ciudad y de pueblos de los alrededores para pasar unas horas en la feria de Tarragona».

Zaragoza reconoce que en la construcción de la maqueta «he puesto más afecto que técnica, pero los amigos que vienen a casa y la ven dicen que está muy bien hecha e, incluso, algunos me dicen que tendría que exponerla». Hoy por hoy, la maqueta «nunca ha salido de casa y, además, las piezas que la forman son muy delicadas. De vez en cuando la desmonto para limpiarla, pero volver a montarla me supone dedicar muchas horas. Los elementos tienen muchos detalles, como por ejemplo, los retrovisores de los camiones».

El próximo objetivo es «construir un fondo, ya que el de ahora es una pared de casa». La maqueta «la he construido como si yo estuviera en una barca, en el mar, y por lo tanto el fondo tendrá que reflejar la zona del Anfiteatro».

Una imagen que muestra cómo era la feria del Miracle en los años ochenta.

La feria, la maqueta de su vidaCedida

Zaragoza, de 46 años, empezó a construir la maqueta cuando tenía doce.

Zaragoza, de 46 años, empezó a construir la maqueta cuando tenía doce.Cedida

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