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«Al entrar en el quirófano, fui feliz»

Mireia Monmeneu explica cómo continúa viva gracias a un trasplante, ayer se celebraba el día del Donante

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«Soy descaradamente afortunada». Así es como la falsetana Mireia Monmeneu describe y explica su situación después de haber podido sobrevivir al virus de la hepatitis C, al recibir dos hígados en trasplante. Su historia, sin embargo, no es única. Todo aquel que ayer pasó por el vestíbulo del Hospital Joan XXIII pudo conocer de primera mano la experiencia de cuatro mujeres que, de un día paraotro, vieron como su vida daba un giro inesperado. En conmemoración del Día del Donante, miembros de la Associacióde Trasplantats Hepàtics de Catalunya se ofrecieron para pedir que «la gente se haga donante de órganos. Podrán salvar la vida de muchas personas», destacaban.

En el caso de Mireia Monmeneu, la mala noticia llegó hace cuatro años. «Yo estaba totalmente sana y, de sopetón, acabé en urgencias y me dijeron que era portadora del virus de la hepatitis C y que tenía el hígado destrozado», detallaba. Con poco tiempo y con 40 años, Monmeneu fue trasladada al Hospital de Bellvitge de urgencia. «Era la primera de la lista para recibir un hígado de este centro, pero no de Cataluña. Enseguida me di cuenta de que, normalmente, cuando alguien va al quirófano tiene miedo. Pero durante aquellas seis horas de espera yo era feliz. Pensaba: eso es vida».

Entre la gravedad de los casos que ayer se explicaban se destaca a aquellas personas que pasan en «urgencia cero». En el caso del trasplante de hígado, eso quiere decir que, si las pacientes no hubieran recibido un órgano en unas horas, habrían podido morir. Es el caso de la perellonenca Cecília Pallarès. «Sufrí una hepatitis fulminante cuando tenía 30 años, ahora hace nueve, y justo después de dar a luz», detallaba. Aunque ha pasado tiempo, Pallarès recordaba claramente que «el 6 de junio de 2007 entraba en el hospital, el 13 me hacían el primer trasplante y el 11 de julio el segundo, después de que no funcionara el primero». Además, lamentaba que «mi experiencia fue una situación bastante extraña porque durante las operaciones estaba en estado encefalopàtic, no era consciente. Así que empecé a ser madre cuatro meses después de dar en luz».

Los pacientes en «urgencia cero» se sitúan como primeros de la lista a la hora de recibir un trasplante a todo el Estado español. Es la situación que también tuvo que sufrir Maria del Carme López. «Hacía meses que me encontraba mal y el 11 de agosto del año pasado me detectaron hepatitis autoinmune, una enfermedad bastante desconocida». López tuvo que esperar cuatro días para recibir un hígado compatible, pero salió adelante. No fui consciente de qué pasaba, porque estaba en proceso de encefalopatía. Ahora bien, creo que la sociedad está bastante concienciada de la necesidad de ser donante, pero a la hora de hacerlo parece que, si nos lo planteamos, nos puede pasar alguna cosa mala», consideraba.

Por su parte, Eva Vallvé destacaba la necesidad de convertirse en donante, ya que «no sólo ayudas a la persona que lo necesita, sino tambiénatoda su familia». Cuando Vallvé recuerda «aquella mezcla de sensaciones y emociones», no puede evitar asegurar que «volví a «nacer»». Despertó de la operación el mismo día de su cumpleaños, de manera que, ahora, «tengo dos aniversariosa celebrar», subrayaba.

Donaciones pendientes

Al lado de las pacientes, también había la coordinadora de trasplante del Hospital Joan XXIII y de las Regiones Sanitarias del Camp de Tarragona y las Terres del'Ebre, Maria Bodí. «Creo que las personas estamos muy concienciadas porque se ha hecho mucho para explicar la necesidad de dar los órganos. Sin embargo, hace falta resolver las dudas personales y romper tabúes o estereotipos que hay religiones que no querrán dar», explicaba. Así, aseguraba que «hace poco tuvimos un donante que es testigode Jehová».

La doctora destacó que en la demarcación de Tarragona se llevan a cabo un elevado número de trasplantes. Hoy en día, sin embargo, 130 pacientes del Camp de Tarragona y de las Terres de l'Ebrese encuentran en lista de espera. A 30 de abril, 109 tarraconenses esperaban un riñón; once un trasplante de hígado; siete una intervención de pulmón y, tres, de corazón. El año pasado se registraron un total de 19 donantes de órganos en la demarcación y, hasta día de hoy, ya son seis –cinco en Tarragona y uno en Reus-. Por otra parte, también hasta abril, 34 pacientes de la demarcación habían recibido un trasplante. En concreto, son 26 de riñón, de los cuales cuatro eran de donantes vivos, cinco de pulmón, dos de hígado y uno de corazón. Bodí detalló también que, el año pasado, hasta 81 pacientes de la región recibieron un trasplante que les dio una segunda oportunidad.

«Al entrar en el quirófano, fui feliz»

«Al entrar en el quirófano, fui feliz»Cristina Aguilar

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