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'Allemansrätten' es el derecho de acceso público a la naturaleza»

Llegó a Göteborg el año 2013 y, en agosto del año pasado, se trasladó a Jönkönping por motivos laborales

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– ¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

–No he parado, la verdad. Después del primer año de master ya empecé a trabajar como freelance en diferentes orquestas por toda Suecia. Desde de Umeå hasta Lund. Ahora mismo tengo un contrato con Jönköping Sinfonietta, que tiene la sede dentro de Kulturhuset Spira.

– ¿Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

– Buscaba ampliar mis estudios. Estuve valorando las diferentes opciones y, como quería enfocar mi futuro en trabajar tocando en una orquesta, el master de Göteborg era el que mejor se adaptaba a mis necesidades.

–¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

–La primera vez que fui a Göteborg, ciudad donde residía hasta el pasado agosto, fue para hacer la audición para acceder al master, sólo había una plaza en mi especialidad. El primer día, que era a mediados de marzo, llovía muchísimo, hacía frío y estaba todo muy triste después del invierno, sin embargo, la ciudad tenía su encanto, la parte antigua, la ópera situada al lado del puerto... Pero al volver, en agosto, para instalarme me pareció una ciudad increíble, toda llena de vida, parques por todas partes. Bosques y lagos a unas pocas paradas de tranvía desde el centro, porque desde casa podía ir andando.

– ¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

– No me supuso un gran cambio. El grupo de master era bastante internacional así que, más o menos, todos nos íbamos ubicando a la vez. Y la verdad es que la dinámica de estudiante era la misma que llevaba hasta el momento, me pasaba muchas horas en la universidad, eso de ser músico implica muchas horas de práctica, sea en solitario o en grupo.

– ¿Cuáles son las principales diferencias entre Suecia y su casa?

– Con respecto a los horarios, por ejemplo, encuentras que la pausa para comer acostumbra a ser en torno a las doce, entonces también he adelantado la hora de cena. Con respecto a los hábitos alimenticios, sigo manteniendo una dieta mediterránea, a pesar de que sí que he probado todos los platos típicos suecos. Hay mucha cultura de hacer deporte, haga frío, llueva o nieve... Me sigue pareciendo curioso ver a la gente irse a correr a -6 °C. Con respecto a la vivienda lo que más curioso me pareció es que las lavadoras son comunes para todo el edificio. Cada apartamento reserva un horario, acostumbran a haber dos turnos diarios, uno por la mañana y uno por la tarde. En los bajos del bloque de pisos acostumbra a haber una habitación con dos o tres lavadoras, una o dos secadoras y una habitación secadora: una habitación con una especie de ventilador donde tiendes la ropa para que se seque. Te tienes que organizar para hacer la colada, sí o sí. Pero encuentro que es una buena forma de ahorrar energía y agua. Y, una vez te acostumbras, no supone ningún problema.

– ¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

– La ciudad donde vivo ahora, Jönköping, se encuentra cerca del segundo lago mayor de Suecia, Vättern, y es impresionante ver tanta agua o hacer una ruta en kayak y que tan sólo sea un lago. La primera tradición que aprendí fue el fika: es básicamente una pausa para tomar cafè/té normalmente acompañado por alguna cosa dulce. En Suecia hay mucha tradición de dulces, hay incluso días dedicados a ellos: Kanelbullens dag (el día de los rollos de canela), våffeldagen (el día de los gofres) entre otros.

– ¿Qué destacaría de la manera de trabajar del país?

–La verdad es que la mayor parte de mi vida profesional como músico la he desarrollado fuera del Estado español, así que no puedo comparar mucho. Pero una de las cosas que más destacaría de aquí es la buena organización que tienen. Todo tiene un esquema y un orden el trabajo, la burocracia... Hace la vida más sencilla y deja mucho tiempo libre para dedicarte a tu vida privada.

– Explique alguna anécdota.

– El verano pasado hice una ruta en coche hasta Kiruna, situado en el norte de Suecia para ver el sol de medianoche, gracias al derecho deallemansrätten, que es, básicamente, el derecho de acceso público a la naturaleza: todo el mundo tiene derecho a transitar y pernoctar brevemente y temporalmente en terrenos abiertos de propiedad privada, junto con el derecho se incluye la exigencia de respeto y cuidado del medio ambiente y la vida animal, pude viajar casi de punta a punta de Suecia acampando cerca de lagos de película y bañándome en ellos sólo levantarme, viendo cada día más horas de luz hasta llegar al norte y ver el sol durante todo el día hasta las 12 de la noche. Es una experiencia que no me hubiera imaginado nunca vivir. Como dato curioso, se tiene que decir que hay un chocolate, aquí en Suecia, que se llamaTarragona, siempre que digo de dónde vengo, tengo que aclarar que desgraciadamente no se fabrica el chocolate.

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