Diari Més

Silvia Pisabarra Sarrió: De Tarragona a Pittsburgh (Estados Unidos)

«En mi jardín he llegado a ver un mapache, un águila y una marmota»

La tarraconense Silvia Pisabarra vive en los Estados Unidos desde hace tres años, estudia un doctorado e imparte español en la University of Pittsburgh

Silvia Pisabarro quiere acabar el doctorado y buscar trabajo en la universidad americana.

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Llegó a los Estados Unidos en agosto de 2014. Estudia el doctorado en lingüística hispánica y trabaja como profesora de española en la University of Pittsburgh. Silvia Pisabarro, de 30 años, vive en Pittsburh desde hace tres años y medio.

— ¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—Justo acabar la licenciatura de inglés en la URV en el 2010, conseguí trabajo como profesora de español en Bowdoin College (Maine) durante un año. Al volver a España y después de acabar el master en 2011, estuve trabajando como profesora adjunta de inglés en la Universidad Rovira i Virgili unos tres años y también en academias de inglés y en la Salle de Tarragona.

— ¿Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

— Todo empezó cuando pasé un semestre en Clemson University (Carolina del Sur) como estudiante de intercambio durante la licenciatura de inglés que hacía la URV. Me encantó el sistema educativo americano, ya que los profesores se implican mucho con los estudiantes. Cuando volví a Estados Unidos como profesora de español, fue una experiencia maravillosa, ya que me sentí muy bien recibida y valorada tanto por los estudiantes como por los otros profesores. Eso me llevó a volver para poder hacer el doctorado y en un futuro ser profesora de lingüística y español en una universidad americana.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal y como se lo había imaginado?

—La verdad es que las otras dos veces que vine, estuve viviendo aquí entre cuatro meses y un año, así que ya me conocía un poco como funcionan las cosas y llegar a Pittsburgh no fue una sorpresa. Sí que te acostumbradas a cómo moverte por una gran ciudad y te tienes que volver a adaptar a las horas de comida, ya que comen en torno a las doce del mediodía y cenan muy pronto, normalmente entre las seis y las siete de la tarde. ¡Para mí no fue difícil adaptarme a la vida en Pittsburgh, ya que me gusta mucho y me siento muy cómoda!

—¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

-Pittsburgh tiene un centro muy bonito y desarrollado como una típica ciudad americana, pero también tiene muchos parques y naturaleza. El campus de la universidad está integrado en la ciudad y el edificio principal de la universidad se llama Cathedral of Learning (Catedral del aprendizaje) y por dentro parece de verdad una catedral. Muchos estudiantes la llaman Hogwarts, ya que se parece muchísimo. Desde su construcción y durante unas décadas fue el edificio educativo más alto del mundo. Las aulas se llaman Nationality rooms y están decoradas basándose en comunidades que viven en Pittsburgh como judíos, chinos, italianos, griegos, etc.

— ¿Cree que el país donde vive actualmente es un buen lugar para que los más jóvenes puedan buscar y encontrar trabajo?

—Creo que sí. En los Estados Unidos hay trabajo y aunque es difícil por tema de visados y el tipo de requisitos y preparación que piden, hay muchas oportunidades.

—¿Desde que llegó ha vivido o le ha pasado algo curioso que no hubiera imaginado nunca?

—Cada día, cuando camino hacia la universidad, paso cerca de uno de los parques que hay en la ciudad y siempre me encuentro con ardillas, ciervos e, incluso, en el jardín de casa alguna mañana me he levantado y al mirar por la ventana he llegado a ver un mapache, un águila y una marmota (que la primera vez que la vi, tuve que preguntar qué era un animalito marrón y grande que rondaba por mi jardín).

—¿Qué es lo que más echa de menos de casa?

—La familia se echa muy de menos, pero suerte de tener Skype que hace que parezca que no viva además de 6.000 kilómetros de casa. Obviamente, la comida como el jamón, el fuet, el aceite de oliva son cosas que no se encuentran tan fácil. ¿Y el sol!! Pittsburgh es muy bonito pero es parecido a Seattle, donde ha poco solo y eso sí que se echa de menos. ¡Me encantaría poder llevarme un trocito del Balcón del Mediterráneo hacia Pittsburgh!

— ¿Tiene intención de volver pronto o de momento no?

—De momento no, todavía me queda un año y medio para acabar el doctorado y después querría buscar trabajo en una universidad americana. Sólo vuelvo cuando tengo vacaciones para visitar a la familia y para enseñarle Cataluña y España a mi novio americano.

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