Diari Més

«La plaza de la Farinera vuelve a ser de los vecinos»

El cierre del restaurante la Ferreteria ha dejado al descubierto la plaza, ocupada hasta ahora por la terraza del local

El usuario de Twitter Martí compartía la inusual imagen de la plaza sin mesas durante la noche.

«La plaza de la Farinera vuelve a ser de los vecinos»Martí - Twitter

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El restaurante la Ferreteria de Reus, ubicado en la plaza de la Farinera, en la calle Santa Anna, bajó la persiana hace unos días, después de más de 10 años de existencia. Según adelantaba en su momento Reusdigital, los problemas económicos hicieron que los socios del restaurante salieran adelante con la decisión de decir adiós. Sin embargo, ésta puede no ser definitiva, y existiría la posibilidad de que el local volviera a abrir dentro de unos meses, cuando la situación económica mejore.

De momento, sin embargo, el restaurante cerró sus puertas el 31 de diciembre, y desde entonces la plaza de la Farinera, donde había ubicada la terraza fija del local, ha vuelto a nacer. Hace muchos años que una estructura cubría en forma rectangular unas tres cuartas partes de la plaza. En el interior había las mesas del restaurante. Todo ello era una terraza bastante grande. La otra parte de la plaza, el espacio que queda delante de la tienda Fil i Cotó y del bar Teïna, está libre gran parte del tiempo. Por la noche, la zona es ocupada por las mesas de este segundo establecimiento.

De este modo, los vecinos de Reus pueden ver, estos días, una imagen nada habitual: la de una plaza de la Farinera vacía, amplia, y que cambia la fisonomía de esta parte de la ciudad. Algunos ciudadanos se muestran satisfechos de tener de nuevo la plaza de la Farinera: «Así pues, ¿podemos volver a disfrutar de la plaza de la Farinera»?, se preguntaba Marc Ferran a través de su cuenta de Twitter. Juli Tecles, por su parte, aseguraba que la plaza «vuelve a ser de los vecinos». Sin embargo, puntualizaba que «de momento». Lo que es cierto, sin embargo, es que la ciudad ha recuperado un espacio que, a buen seguro, muchos reusenses habían olvidado cómo era sin mesas.

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