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Tribuna

Basta de acoso en las redes

Regidor de Relacions Ciutadanes de Cunit, Participació, Immigració, Igualtat i Mediació Cultural

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Una vez más, y ya van montones, la portavoz de Ciudadanos Cunit Esther Otero Castro carga contra este regidor elegido por el pueblo al que quieren hacer callar y censurar. Una vez más miente descaradamente y se nota. ¿Y por qué se nota? Simplemente porque mienten cuando dicen que he insultado y faltado el respeto. Mienten cuando dice que he repetido comentarios injuriosos, machistas y ofensivos y lo fundamental, y aquí está la prueba de tantas mentira, mienten cuando dicen que juntaron mas de 1000 firmas para censurar a este regidor.

¿Dónde estaban estas mas de 1000 personas en el pleno ordinario del pasado jueves?

Por qué, si este regidor dicen que es lo que es, a un escalón por debajo del propio Satanás, debería ser justo echarlo a la calle de una buena vez ante tantos insultos, amenazas y demás tropelías.

Pero claro, a la Sra. Esther Otero esto no le interesa... Sólo le interesa intentar desprestigiar una labor excelente de la Regiduría de Relaciones Ciudadanas que está a mi cargo y que si se puede comprobar y verificar en la memoria 2017 de la misma, con solo apretar un «click» en la web creada para ello. www.relacionesciudadanascunit.es

Porque de las mas de 1000 firmas apoyando este linchamiento gratis de mi persona, encabezado por la portavoz de Ciudadanos Cunit en una clara «connivencia cuasi delictiva», sólo fueron al pleno a quejarse cuantos... ¿Cuatro vecinos indignados y mal educados? ¿Quizás cinco vecinos de Cunit y el resto miembros de ICV de Torredembarra y Vilanova?. Estos que nadie conocía de nuestro pequeño pueblo, fueron «disfrazados» como niños de una colonia de vacaciones con camisetas de Podemos pidiendo la censura y callar de una buena vez al «Regidor del Facebook» como inútilmente intentan desprestigiar.

Esther Otero es una vergüenza dentro del ámbito político. En los plenos mezcla lo que es una «consulta ciudadana» con lo que es un «proceso de participación ciudadana» y no entiende la diferencia, mezcla su rabia por la forma en que este gobierno cerrará una legislatura ejemplar dentro de un riguroso cumplimiento del presupuesto, diciendo que Cunit es un pueblo fantasma que no lo es. Desprestigia nuestras playas y sus concurrentes. Desprestigia nuestros trabajadores apoyando comentarios que la Regiduría de Relaciones Ciudadanas es «fantasma». Eso sí, la esquina de avenida Barcelona y Rambla del Prat donde está su negocio culinario tiene el premio de ser la más sucia y asquerosa de Cunit, y le echa la culpa al gobierno de la suciedad que hay en el pueblo. Y así vamos...

Y como «la única verdad es la realidad», una vez mas, pasa papelones cada vez que escribe o abre la boca y con la firma de mas de 1000 vecinos (esto si fue un intento de la gran mentira) se fueron del pleno con odio, rabia y bronca por haber perdido una votación publica y democrática, una vez más...

Juan Soto Ivars, escritor y columnista en El Confidencial y autor del imprescindible libro Arden las redes lo expresa claramente...

Es un libro que recorre el camino desde la censura franquista a lo que Ivars denomina «poscensura», un fenómeno vinculado a las redes sociales que trata de acallar aquellas opiniones, comentarios, canciones chistes o fotos que resultan ofensivas para cualquier minoría con ganas de desprestigiar a alguien..

Destripar a la gente en las redes sociales se está convertido en un hábito.

La palabra «hábito» lo define muy bien, porque suena a monje o a fraile. Y es que la actitud de los que tienen este hábito es bastante monjil. Da la sensación de que hay quien mira la pantalla del ordenador por la mañana y busca algo con lo que escandalizarse.

Y además se «retroalimentan» con las ideas de otros que creen sus mismas locuras.

Antes de las redes sociales no éramos tan conscientes de que había tanta gente con mierda en la cabeza... Dice Ivars.

Las redes sociales nos han dado la máxima libertad de expresión, y el taxista que antes te hablaba 20 minutos ahora tiene un blog o 40.000 seguidores en Twitter.

A veces crees que en las redes sociales estás haciendo una crítica pero en realidad estás participando en una quema de brujas.

En consecuencia, piensas que todo el mundo piensa como tú y acabas convirtiéndote en un fanático radical.

Ahora hay censores de todas las ideologías y muy activos, pero en esencia no han cambiado: el censor siempre cree que la sociedad es infantil y manipulable.

Ese es el primer punto de la mentalidad censora: creer que todos los que no son tú son manipulables.

El segundo es pensar que hay ideas que van a hacer peor la sociedad porque van a contagiarse entre todos esos imbéciles que no son tú. Y el tercero es estar vigilante.

Con esos tres puntos tenemos tanto un censor fresquista como a una persona muy concienciada contra el machismo que se dedica a montar cacerías contra cualquiera que no piensa como ellos. Por eso en las redes sociales, la acusación y la condena son sinónimos.

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