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Un joven de Calafell pide una residencia para grandes discapacidades

Miguel Ángel Bejarano denuncia que, en la provincia, tan sólo hay un espacio de estas características

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Miguel Ángel Bejarano tiene 40 años, vive en Calafell con sus padres y sufre tetraplejía, con una discapacidad del 96%, desde el 2006, cuando cayó desde 9 metros en un accidente laboral y sufrió una lesión medular completa que lo ha dejado en silla de ruedas. Necesita ayuda las 24 horas del día y el joven se empieza a preocupar por su futuro. «¿Qué pasará cuando mis padres no estén?», se cuestiona preocupado. Una inquietud que, además, aumenta ante la búsqueda, sin éxito, de una residencia para grandes discapacidades. Es por este motivo que ha puesto en marcha una campaña a Change.org para hacer visible esta problemática, «en la cual se ve inmerso un número muy grande de personas», señala. Concretamente, reclama una residencia para gente con grandes discapacidades, una iniciativa que ayer ya había recogido casi 500 firmas en menos de 24 horas. «No va dirigido, sólo, al Ayuntamiento de Calafell, sino que quiere ser un llamamiento generalizado para hacer frente a una necesidad que parece que esté olvidada», denuncia.

Durante su larga búsqueda para independizarse, Miguel Ángel Bejarano se ha tropezado con la práctica inexistencia de residencias pensadas para personas con necesidades similares a las suyas. «En la provincia tan sólo está la Residencia de Grandes Discapacitados Físicos Sant Salvador de Tarragona, donde sólo hay 30 plazas, todas ellas cubiertas de hace años y con una lista de espera muy larga. Y esta situación se extiende a todo el país», asegura. Bejarano también explica que, sino, la alternativa es «si tienes mucho dinero, contratar un par de cuidadoras» o, sino, ir a una residencia para personas mayores, una opción que descarta ya que, «las necesidades que tenemos los grandes discapacitados son totalmente diferentes a las de las personas mayores y, además, la situación que hay en espacios como estos puede ser muy dura por gente como nosotros, que todavía somos jóvenes». En este sentido, recuerda que tiene un amigo que está viviendo en una residencia para personas mayores, «y se lo está pasando realmente mal», mientras que, según señala, en residencias especializadas para personas con discapacidades, se organizan excursiones, talleres y las habitaciones son individuales y a cada usuario se la decora a su gusto.

Con la recogida de firmas puesta en marcha, Bejarano tiene la esperanza de que, cuando menos, «alguien se plantee este problema», aunque reconoce que ve la situación muy complicada. «He aceptado mi situación y actualmente estoy muy bien, pero el futuro me preocupa», concluye.

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