Diari Més

El hermano de Sara Lozano habla de contradicciones del acusado sobre dónde dejó a la chica

«La Sara siempre volvía a casa», relata Mario Lozano

El hermano de la víctima del crimen de Montblanc ha sido el primero en declarar en el juicio oral que se celebra desde esta semana en la Audiencia de Tarragona.

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«La Sara siempre volvía a casa», ha declarado el hermano de la víctima del crimen de Montblanc. El hermano mayor de Sara Lozano, Mario Lozano, ha sido el primero en declarar en el juicio que ha arrancado este lunes en la Audiencia de Tarragona. Durante su declaración ha expuesto las contradicciones del único acusado, Jaume Solsona, cuando se le preguntó dónde y cuándo había dejado a la chica después de una noche de fiesta con ella por varios locales de ocio nocturno.

También ha manifestado que su padre y el acusado hablaron al día siguiente del crimen, cuando todavía no se había encontrado el cuerpo, y que el padre siempre tuvo el convencimiento de que era el culpable de la desaparición de su hija. Este martes también han declarado las propietarias del terreno dónde apareció el cadáver de la montblanquina de 37 años y dueños de pubs de Montblanc y l'Espluga de Francolí. Durante el juicio declararán más de un centenar de testigos, mossos y periciales.

El hermano de Sara Lozano, que ha optado para declarar sin mampara, se ha hundido cuando le han preguntado cómo es su vida sin su hermana. «Era muy especial, crecimos juntos sin la madre -murió cuando ellos eran pequeños-, y para el padre -que también murió justo el día siguiente de la detención del detenido- era la niña de sus ojos», ha relatado. Ha explicado que las familias -la de víctima, de 37 años, y acusado, que ahora tiene 30- se conocían y que viven a poca distancia en Montblanc.

Según Mario, el padre del acusado, el día 5 de noviembre, justo después de la detención de Jaume Solsona, se le acercó, le dio un golpecito a las espaldas porque se girara y le garantizó que «todo irá bien» y que no se preocupara, a lo cual él le replicó, enfadado, si le devolverían su hermana. «Me he quedado solo, en cosa de una semana me quedé sin hermana y sin padre, y dos meses atrás moría la abuela; he tenido que cerrar una casa donde siempre había vida, ha sido un calvario», ha lamentado.

Mario Lozano ha expuesto los problemas que arrastraba su hermana pequeña con el alcohol, que había «tonteado» con las drogas y que, con la muerte de la abuela, se sumió en una fuerte depresión. El padre le empezó a controlar las tarjetas de crédito -con el consentimiento de ella, según Mario- y pidió a los bares que no le sirvieran alcohol -por los antidepresivos y ansiolítics que tomaba. Ella, por su parte, siempre avisaba cuando dormía fuera de casa. Por eso la familia se temió lo peor.

Según el hermano, el padre y la víctima hablaron por teléfono el mismo día del crimen y ella, alrededor de las tres de la madrugada le contestó que estaba «con unos amigos» y que no tardaría en volver a casa. El padre, según Mario, siempre «tuvo claro» que Jaume Solsona era el culpable de la desaparición. De hecho, le preguntó por su hija y éste le aseguró que lo había dejado de madrugada en un cajero automático de l'Espluga de Francolí y que no la vio más, mientras que según Mario Lozano, el mismo Solsona dio una versión diferente al amo del primer bar donde fueron a tomar cervezas.

Un mensaje de voz

En el momento de los hechos, Sara Lozano, que estaba divorciada, no tenía pareja. En la sesión de este martes también ha declarado un amigo de la víctima y de su expareja sentimental, el cual se ha emocionado al reproducirse, durante el juicio, un mensaje de voz que la víctima le dejó al móvil la misma noche del crimen -puesto que a menudo se llamaban para salir juntos de fiesta. El día siguiente de recibir este mensaje de voz y al tener conocimiento de la desaparición de su amiga, ayudó el padre de la víctima a buscar pistas por los pubs de Montblanc.

El hallazgo del cadáver

Las actuales propietarias del terreno donde se encontró el cadáver -que fue propiedad de la familia del acusado hasta el año 1992-, han explicado que el domingo por la tarde -dos días después del crimen- fueron a la finca a cosechar almendras, medio abandonada, donde iban poco a menudo. Entre unas hierbas vieron unas piernas y avisaron los Mossos. Ambas, que son hermanas, han explicado que la finca no es muy inaccesible y por lo tanto no se hace necesario ir en todoterreno -el vehículo que conduce el acusado- y que a menudo veían roderas entre los árboles, «y no sólo aquel día».

La noche por los pubs

Los amos de los pubs que frecuentaron víctima y acusado la noche y madrugada del crimen han certificado que se vieron llegar y marchar juntos. El antiguo amo del bar Lennon de Montblanc, que ha asegurado que no servía cervezas a la víctima a petición expresa del padre, se ha hecho atrás en la declaración que hizo en su momento, según la cual Jaume Solsona le dijo al mismo local que traería a la chica de regreso a casa. También ha asegurado olvidar si consiguió hablar con él telefónicamente el día siguiente, después de recibir una visita del padre y de mossos a raíz de la desaparición de la joven.

Acto seguido también ha declarado el propietario del pub Xenon de l'Espluga de Francolí, donde se los vio por última vez, el cual les fió unas cervezas, pero tampoco recuerda donde dijeron que irían víctima y acusado al salir de la discoteca. Un cliente de esta disco, que también ya se los había encontrado antes en el bar Lennon, ha declarado que los vio marchar alrededor de la una y media de la madrugada y que la chica quería ir a un cajero automático para sacar dinero. También ha revelado que Solsona le dijo que cogería un camino para volver en Montblanc, «supongo que porque había bebido».

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