Diari Més

La crisis de los refugiados en el norte de Grécia. Capítulo 1

El laberinto de los campos: Isla de Quíos, Sinatex y Lagkadikia en dos años y medio

Sinatex, una nave industrial ubicada a una veintena de kilómetros de Salónica, ha cerrado dos años después de transformarse en un campo de refugiados

Imagen de la entrada en Sinatex, nave convertida en un campo de refugiados el año 2016.

El laberinto de los campos: Isla de Quíos, Sinatex y Lagkadikia en dos años y medioCarlos Doménech Goñi

Publicado por

Creado:

Actualizado:

El Kurdistán sirio o iraquí son el punto de partida. Después, cruzan hasta Turquía. Y desde allí, atraviesan el Mar Mediterráneo hasta la Isla de Quíos. Más de 2.000 kilómetros de viaje entre mafias, bombas y situaciones infrahumanas. Una vez asentados a Quíos, 9 meses de pausa obligada y, de nuevo, otro viaje. Esta vez en barco y no en patera. El destino, Sinatex, una nave industrial adaptada situada a 600 kilómetros de la isla. Ubicado en Salónica, junto al lago Koronia, este campo de refugiados es uno de los más reconocidos de la crisis humanitaria iniciada cinco años atrás. Cerca de 300 personas llegaron a vivir allí. Ahora, el número se ha reducido. Desde el mes de junio, a Sinatex comen, duermen e intentan realizarse 120 personas. Pero lejos de poder acostumbrarse y de establecer una rutina, este centenar de hombres, mujeres y niños tienen que volver a hacer las maletas. El destino, Lagkadikia. El resultado, tres campos de refugiados en dos años y con casi 3.000 kilómetros en los hombros.

Sinatex cierra dos años después. El Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea (UE) transformó esta nave industrial en un campo de refugiados el año 2016.

52 millones de euros

52.232.500 euros fue el presupuesto de Europa para tapar la herida, pero no para cuidarla. Una cantidad que se enmarca en el Plan|Plano de Choque|Shock que la UE, con 259,3 millones de euros, envió a Grecia para el periodo 2014-2020.

Duchas, lavabos, cocinas, electricidad, gas, agua y otros equipamientos básicos absorbieron misteriosamente el presupuesto. Las ONG's han hecho el resto aportando servicio médico, educación y mantenimiento. Pero ni Europa ni Grecia quieren seguir con el gasto de un campo que ha mejorado con los paso de los meses. Por este motivo, 120 personas han sido trasladadas a Lagkadikia, una población más alejada de Salónica –a unos 50 kilómetros de la capital de Macedonia– y, consecuentemente, con menos oportunidades de integrarse en la sociedad. «El nuevo campo es mejor. Nos han dicho que tendremos un barracón con cocina y lavabo cada dos familias», expresaba esperanzado el Mustafa Kasap, un joven kurdo de 19 años.

El reconocimiento de Sinatex dentro de la «primera crisis migratoria» de la Unión Europea se debe al colapso que vivió el campo el invierno de 2016. Los 52 millones de presupuesto se volvieron invisibles entre las tiendas de las 300 personas que se habían instalado en la nave. Los medios, en pleno apogeo de los «refugiados» dentro de la agenda setting, llevaron a cabo una cobertura informativa fugaz. En primavera, nadie se acordaba de Sinatex, que fue creciendo en recursos básicos poco a poco.

Dos años más tarde, la población en el campo se ha reducido. Hasta hace una semana vivían allí cerca de unas 120 personas. La mayoría, parejas jóvenes con hijos. También embarazadas. El hombre más viejo tiene 62 años, pero es el único que supera el medio siglo de vida. Y casi una decena de bebés nacieron el año pasado. La cultura no entiende de situaciones límite. «Pero yo pienso que están locos teniendo un hijo aquí», decía sonriendo el Jamal, de 24 años, que llegó a Grecia con su hermano pequeño dos años atrás.

Desinformación total

El cierre de Sinatex se empezó a anunciar el mes de diciembre. Lo aseguraba una de las miembros de la ONG Kitrinos Healthcare, encargada de la atención médica en el interior del campo. «Pero nadie nos ha informado sobre los plazos. Realmente, no tenemos ni idea de cuando se los pueden llevar al nuevo campo», aseguraba días antes del traslado la testigo, que prefería mantenerse en el anonimato.

La única organización que conocía con detalle la planificación, las condiciones y las posibles ventajas de desplazarse al nuevo campo era Danish Refugee Council, encargada de la coordinación del campo y que dispone de contacto permanente con el gobierno griego. Este medio se intentó poner en contacto con la coordinadora del campo de refugiados de Sinatex, pero la ONG no aceptó la entrevista alegando que «necesitemos permiso del gobierno griego para poder dar detalles sobre Sinatex».

Así pues, ni los refugiados ni los voluntarios que trabajaban en el campo conocían la fecha del cierre. Este, se hizo el efectivo jueves pasado. Y los refugiados supieron que se tenían que hacer las maletas sólo dos días antes. A primera hora de la mañana, un autobús llegó a las puertas del campo para trasladar a las 120 personas que vivían en Sinatex. El destino, Lagkadikia, un pequeño pueblo más alejado de Salónica.

Diversidad de opiniones

Entre las personas que vivían en el campo reinaba la diversidad de opiniones. «Nos han dicho que estaremos mejor, con una cocina y un lavabo propios», expresaba Azad Mzori, kurdo de 43 años. Pero el mismo reconocía que no estaba seguro, porque también era conocedor de la situación de Lagkadikia: con la llegada de los refugiados de Sinatex acogerá más de medio millar de personas. «Nos tendremos que volver a adaptar, tendremos que conocer a la gente, tendremos que encontrar nuestro lugar...», apuntaba Mzori.

Los jóvenes, sin embargo, estaban más o menos satisfechos con el desplazamiento. Sobre todo los aficionados al fútbol, porque saben que en Lagkadikia hay un equipo profesional. «Seguro que podremos jugar con ellos, e incluso entrenar. Será fantástico», decían esperanzados los hermanos Kasup.

Los campos de refugiados de Grecia seguirán acogiendo a gente por mucho que las fronteras sigan bloqueadas. Lesbos recibió, entre los días 1 y 2 de febrero, a más de 600 personas. Todas ellas habían llegado en patera|amasadera. Medio millar de personas en 48 horas. Es por este motivo que el gobierno griego ha vuelto a activar el movimiento de refugiados desde las islas en la península, donde vivirán en campos de refugiados como Lagkadikia o Sinatex.

Una mujer y un niño se dirigen a la escuela del campo.

El laberinto de los campos: Isla de Quíos, Sinatex y Lagkadikia en dos años y medioCarlos Doménech Goñi

Los refugiados esperan para marcharse a Lagkadikia.

El laberinto de los campos: Isla de Quíos, Sinatex y Lagkadikia en dos años y medioCarlos Doménech Goñi

tracking