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Solicitan 21 años de prisión para los miembros del 'proyecto pilla-pilla', que vejaba homosexuales

Tenía como «objetivo real perseguir, humillar y vejar gais», con el falso «pretexto de identificar y neutralizar supuestos pederastas»

El caso ha sido trasladado al Observatorio Contra la Homofobia de Cataluña.

Una pareja homosexual sufre una brutal agresión por las calles de BarcelonaPixabay

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El fiscal especial de delitos de odio y discriminación de Barcelona ha pedido la apertura del juicio contra seis hombres por el caso conocido como 'proyecto pilla-pilla', una banda de jóvenes que se dedicó a asediar personas homosexuales en 2013, por delitos contra la integridad moral y la intimidad, con los agravantes de abuso de superioridad y de discriminación por motivos de orientación sexual. Para el líder del grupo y uno de los miembros, el fiscal pide 21 años de prisión; para el resto, penas de seis y dos años de prisión.

El fiscal relata como a finales del 2013 un joven de nacionalidad ucraniana creó una banda formada al menos por cinco jóvenes más y un menor de edad –contra el cual no se dirige el procedimiento– para imitar el grupo ruso 'Occypay Pedofilya', que tenía como «objetivo real perseguir, humillar y vejar gais», con el falso «pretexto de identificar y neutralizar supuestos pederastas».

La investigación de los Mossos d'Esquadra permitió acreditar al menos tres ataques perpetrados por los miembros del 'proyecto pilla-pilla' entre noviembre y diciembre del 2013, en Les Franqueses del Vallès y en Granollers. El fiscal relata en el escrito de acusación cómo el líder del grupo, Mykola, conversó a través de canales de contactos íntimos con al menos tres personas gais con «una planificación previa y mediante el engaño, haciéndose pasar por menor de edad».

En las conversaciones, se intercambiaron imágenes y vídeos y se explicaron detalles íntimos de sus fantasías y prácticas sexuales. Mykola concertó una cita con estos contactos; una «emboscada», porque, en el momento del encuentro, apareció un grupo numeroso, de entre 10 y 20 personas. Entre estas, había en diferentes días los acusados y el menor de edad.

El Ministerio Público puntualiza que, con «el pretexto de cazar pederastas», el propósito real de todos ellos era «atemorizar, humillar y tomar represalias contra hombres homosexuales», aprovechando «la notable desproporción de la fuerza numérica». El grupo siguió el mismo patrón en cada ataque. Rodeó a la víctima para que no pudiera huir y, mientras uno de los acusados lo grababa, los otros lo obligaban a responder un interrogatorio dirigido por el líder, con preguntas forzadas y vejatorias. Incluso obligaban a la víctima a facilitar delante de la cámara el nombre completo, el DNI y a reconocer «la falsedad que pretendía mantener relaciones sexuales con un niño».

El fiscal constata cómo, aunque las víctimas no cedieran ante las pretensiones del grupo, Mykola manipuló las imágenes, de manera que parecía que hubieran reconocido ser pederastas. El líder del grupo difundió el vídeo por internet «con el propósito aparente que escarmentaran y no volvieran a fijar una cita sexual con ningún joven». El Ministerio Público puntualiza que el mensaje de los vídeos es falso porque todos los acusados «tenían sobradamente edad para prestar consentimiento sexual».

Los vídeos se convirtieron en virales y causaron una «grave afectación a la intimidad y dignidad de las víctimas, cuya imagen aparecía de forma reconocible y humillada», recoge el escrito de acusación, que detalla como en uno de los casos las imágenes llegaron a «su madre, a los vecinos de escalera, a la farmacéutica del barrio, al hijo de un compañero de equipo de fútbol». «Sufrió el escarnio público de contemplar cómo, sin haber cometido ninguna ilegalidad, su imagen, su voz y su sexualidad se mostraban públicamente asociados a la pederastia», subraya el escrito.

Los vídeos, que vieron a más de 50.000 personas, se colgaron en Facebook y Twitter, seguidos mayoritariamente por personas de «ideología nacionalsocialista» y que «expresaban públicamente comentarios de carácter homófobo y racista», pone énfasis al fiscal especial de delitos de odio y discriminación.

También recoge que los ataques y los vídeos del 'proyecto pilla-pilla' causaron «alarma social» entre el colectivo LGTBI, que «temían por su seguridad e integridad» y que se vieron «gravemente afectados en su dignidad colectiva».

El fiscal pide para Mykola y el miembro del grupo que grabó las imágenes dos años de prisión por cada uno de los tres delitos de integridad moral y seis por los tres delitos contra la intimidad, en total 21 años. Para dos de los otros acusados, pide seis años de prisión (dos por cada delito de integridad moral). Los otros dos miembros del grupo habrían participado en uno de estos ataques y, por lo tanto, el fiscal solicita dos años de prisión.

El fiscal también pide indemnizaciones de 31.000 euros para cada uno de las tres víctimas, 6.000 euros por el delito contra la integridad moral y 25.000 por los perjuicios morales derivados de la filmación de las imágenes y la posterior difusión masiva para las redes sociales.

Conexiones con movimientos internacionales de extrema derecha

El 'proyecto pilla-pilla' quería emular el grupo ruso 'Occypay Pedofilya', liderado por Martin alias 'Teçak', de «clara ideología neonazi» y con el falso pretexto de «identificar y neutralizar supuestos pederastas», pero que en realidad quería «criminalizar» al colectivo homosexual. El fiscal establece que estos objetivos eran «compartidos plenamente» por los componentes del 'proyecto pilla-pilla' y que los líderes de los dos grupos mantenían contacto personal y por las redes sociales.

El acusado Mykola mantenía también contactos con otros movimientos internacionales de extrema derecha, así como de entornos locales, como el hombre que fue condenado por un juzgado de menores de Barcelona por la agresión en 2014 a un joven asiático en el metro de Barcelona, que fue grabada y difundida por las redes sociales.

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