Diari Més

«Con cada nuevo disco reequilibras tu discurso global»

El grupo Brams acaba de publicar su decimotercer disco, ‘Demà’, que será presentado este verano sobre los escenarios de toda Cataluña

El líder de los Brams, un grupo que se caracteriza por su compromiso nacional y social.

«Con cada nuevo disco reequilibras tu discurso global»Cristina Aguilar

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—Vivimos un tiempo en que todo el mundo reivindica el hoy. Vosotros sin embargo, reclamáis la mañana. ¿Veis muchas más posibilidades?

—Sí, por dos motivos. Por una parte, el hoy lo tenemos un poco explotadot, en los discos hemos hecho mucha crónica del presente, sobre todo vinculada al embrollo nacional. Un disco nuevo no es una enmienda a la totalidad, sino que complementa los anteriores, algunas cosas ya se han dicho y quien las quiera oír las encontrará allí. Por lo tanto, lo que haces con un disco nuevo es reequilibrar tu discurso global. Ahora lo hemos llevado hacia una vertiente más social porque estamos pensando en uno mañana en que el tema nacional ya está resuelto.

—¿Cuál es el segundo motivo para apostar por el mañana?

—El hàndicap creciente de que es muy difícil hacer crónica de la actualidad y que la actualidad no te caduque, incluso antes de sacar el disco. Nosotros hicimos una canción sobre Pujol y el tio siguió siendo presidente durante 20 años. En el 94 hicimos una de Corcuera y ha dejado al PSOE esta semana... Pero ahora haces una canción porque a uno le descubren una cuenta en Panamá y dimite y desaparece del mapa, y entonces qué fastidias con la canción esta. Así pues, el mañana va bien para no tener que combatir más contra el carácter frenético de la actualidad. También porque ya hemos hecho el presente, no vayamos a explicar el como del ahora, sino el qué de después.

—¿De qué manera este mañana está presente en el disco?

—Nos encajaba mucho un disco con un cariz muy positivo, el mañana es sinónimo del concepto de esperanza, es muy luminoso, porque es el momento en que se acaba la noche, sale el sol, estamos descansados y cargados de energía y tenemos que hacer muchas cosas. Y el mañana será mejor que hoy, si no, no te levantes. Después de pensar mucho, encontramos que era la solución del título. El anterior se llamaba ‘Anem tancant les portes a la por’, y hacías el hastag y te quedabas sin título. Además, 'demà' es una palabra que utilizamos siete u ocho veces cada día. El secreto está en una cosa tan cotidiana como el mañana pero que al mismo tiempo te explica tantas cosas.

—Has comentado que en este disco habéis dejado una pizca de lado la realidad nacional, o en todo caso no tiene esta presencia tan marcada. ¿Qué es lo que os interesaba más explicar?

—Siempre hemos tendido hacer canciones que pretenden estimular los sentimientos y las emociones colectivas, no las individuales. Las canciones que estimulan sentimientos como el amor, la nostalgia, la soledad hacen que la persona que las reciba haga un paralelismo con una historia vivida y conecta a partir de aquí. Esta conexión será totalmente diferente del de la persona que tiene al lado escuchando la misma canción, y por lo tanto están estimulando sentimientos individualizados. Nosotros siempre hemos trabajado los sentimientos colectivos, la esperanza en el futuro, la solidaridad, la necesidad de cambiar las cosas... en definitiva cosas que dos personas que están de lado lo reciben de la misma manera.

—Y habláis de la actualidad.

—Casi nos quemaba el corazón hacer una canción explicando cómo vemos el problema de los refugiados y la respuesta que puede dar nuestro pueblo como sociedad, o hablar de personajes controvertidos contra los que tenemos ganas de rajar un rato, o cuestiones de solidaridad con países excoloniales o coloniales con conflictos enquistados y que se encuentran bloqueados en el mismo sitio desde hace cuarenta años, lugares donde no hay esperanza y el único futuro es la caja del ACNUR que llega los lunes...

—¿Cómo ha sido el reencuentro de la banda?

—Cada vez es más difícil, porque nuestras realidades individuales están vinculadas a las familias y obligaciones laborales. Es muy diferente de cuando teníamos 18 o 20 años y nos encontrábamos para hacer el café a las cuatro y lo alargábamos si convenía. Ahora el contexto es muy diferente, no nos encontramos en el ocio, quien no está en el estudio de grabación está en la escuela de música, yo estoy en el Ayuntamiento de Berga... Para hacer el disco dijimos que nos teníamos que olvidar de la manera como los hacíamos antes, porque no tendríamos medio año para quedar dos días a la semana. Pero tampoco queríamos hacer un disco por Dropbox donde cada uno fuera dejando allí sus cosas, porque sería un trabajo individual y no explicaría nada del grupo. La única solución que encontramos fue irnos a Isil, en les Valls d'Àneu, durante diez días. De allí salió todo el disco, no tanto las letras, como las ideas de por dónde teníamos que ir. Después cada uno se llevó el trabajo a casa y he ido trabajando individualmente, pero a partir de un trabajo colectivo. Podría haber sido un desastre y volver de Isil con muchas cosas desaprovechables, pero nos la jugamos y salió bien.

—¿Os ha quedado mucho material para utilizar?

—En mi ordenador tengo una carpeta que se llama Runa2017, con más de treinta canciones empezadas, algunas acabadas y algunas incluso las llegamos a gravar y al final fueron sustituidas. Para hacer el disco también fui a la carpeta Runa2014, donde no encuentras ninguna canción pero a veces, desaguando máquinas, hay una pieza que te va bien, o encuentras un motorcillo que es aprovechable, te lo llevas y construyes otra cosa. Incluso hay cosas que, cuando apretaste el botón no funcionaban, pero ahora las puedes montar de manera diferente y funcionan.

—¿La producción también ha sido diferente, en este disco?

—Ha tenido un funcionamiento muy diferente. Antes la hacíamos en el local de ensayo y esta vez prácticamente toda se ha hecho gravando directamente, no ha sido una cosa tanto de estar ensayando e ir probando, que también, pero el grueso de la producción lo hemos hecho enchufados al Pro Tools. Y estamos muy contentos, porque es un trabajo más de grupo que lo que habríamos hecho intentando quedar para ensayar, enviando mierdas por Dropbox.

—¿Cómo ha sido la producción de David Rosselló?

—Ha tenido un peso determinante. Lo que bajamos de Isil eran unas ideas que sabíamos que tenían alma, pero la grabación que hicimos allí, claro está, sonaba fatal. En un momento lo empezó a hacer sónar y partir de allí fuimos trabajando. David está en un momento muy dulce, tanto como de productor como en la gravación, están pasando grupos que funcionan muy bien y en los últimos años él también ha mejorado la òstia como productor, ha entendido el secreto de las cosas que funcionan y las que no, de las cosas que casi forman parte de la alquimia.

—Este otoño tienen que pasar muchas cosas en este país. ¿Habéis pensado que quizás el año que viene querréis decir muchas cosas sobre todo eso?

—Es cierto que estamos en un punto donde tiene que pasar alguna cosa, buena o mala, pero lo que no pasará será no que no pase nada. Y nosotros, que como he dicho somos un grupo que hablamos de los escenarios colectivos, también estamos pendientes. Pero habría sido una temeridad hacer un disco parlante al respecto porque habría durado poquísimo, cinco meses como máximo, y queríamos saltárnoslo a nivel de discurso, para que pase lo que pase habrá uno mañana.

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